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Roberto Cosenza: comprometido cardiólogo que en pandemia tocó el corazón de los hondureños

Es médico especialista en cardiología clínica, y posee una maestría en enfermedades infecciosas. También tiene un certificado de gerencia en hospitales otorgado por Japón y un certificado de administración hospitalaria de UNITEC.


Además forma parte de la Fundación Manos Ayudando a Honduras, organización que desde hace varios años apoya a los centros asistenciales del país.


Tegucigalpa. Desde niño soñaba en convertirse en médico y con una beca logró viajar a Cuba para estudiar la carrera de medicina. Por 12 años estuvo fuera del país hasta alcanzar la especialidad en cardiología.


El mismo que de pequeño tomaba una hoja de papel con el fin de repetir una y otra vez su firma manuscrita como si se tratara de estampar el sello médico sobre una receta.


Y es que desde sus primeros años de vida aseguró que al crecer se dedicaría a salvar vidas, una responsabilidad que sostuvo hasta que logró convertirse en el primer cardiólogo de la ciudad de Puerto Cortés.


Ese mismo compromiso que ha mostrado en los últimos años al frente de dos batallas sanitarias en las que se involucró exponiendo hasta su propia vida, primero en su lucha contra el letal virus que transmite el mosquito del dengue, y luego contra otro virus mortal que llegó siendo desconocido por la humanidad: la Covid-19.


Es el hijo mayor de Ana María Hernández López, a quien ella nombró como Roberto Enrique Cosenza Hernández, el ex viceministro de Salud que tiene como meta alcanzar la subespecialidad como ecocardiografísta.


Comprometido con el pueblo

Accesible y de trato afable. Cercano y comprometido con su profesión. Es además un hombre de fe, solidario y con metas claras.


También es sensible ante las necesidades médicas del país, por ello desde que logró su especialidad se integró a la Fundación Manos Ayudando a Honduras con la finalidad de entregar sus conocimientos para salvar la vida de decenas de niños que presentan problemas del corazón.


Es el profesional de la medicina que durante su gestión como servidor público no fue el típico funcionario de oficina, pues prefirió palpar de cerca la situación sanitaria de los barrios y colonias.


El departamento de Cortés fue su zona de atención donde a través de su liderazgo logró fortalecer las unidades de salud, promovió la instalación de los centros de triaje, conformó las brigadas médicas casa por casa, y el fortalecimiento de los laboratorios de biología y virología.


Además se integró al equipo de calle durante extenuantes jornadas de sensibilización, entrega de mascarillas y en la vacunación.


También pidió ayuda, coordinó y se manifestó en contra de lo que consideró que no era lo correcto basado siempre en su amor al prójimo. Cada una de estas acciones permitió de manera pronta el descenso de los casos del contagioso virus mundial y lo más importante se salvaron vidas humanas.


“Después de esta pandemia, una de las grandes bendiciones que he recibido es el reconocimiento de nuestro pueblo, de la empresa privada, iglesias y medios de comunicación”, manifestó.


Además para él es aún más grato encontrarse a hondureños en sitios públicos y en especial a personas mayores que le ofrecen muestras de agradecimiento y le expresan que le recuerdan con gran admiración por haberse involucrado en las jornadas de vacunación.


“Siempre recibo las bendiciones que me otorgan con humildad y para la gloria de Dios”, agregó el distinguido profesional de la medicina.


Pero para alcanzar cada uno de los logros que en la actualidad le son reconocidos tuvo que entregarse por completo a la vida laboral, con jornadas casi de 24 horas consecutivas.


Con su trabajo llegó a recorrer todos los hospitales del país, es decir los 32 hospitales y la mayoría de las regiones sanitarias, ya que explicó que siempre le gusta conocer in situ lo que se está viviendo.


"Con la pandemia aprendí a valorar aún más el trabajo en equipo, porque necesitaba de un equipo sólido para trabajar, es importante incluir a los demás porque no pude lograr todo sin la ayuda de los demás".


Lazos de colaboración

Su labor como servidor público inició al asumir el cargo de director del Hospital de Puerto Cortés. De forma posterior fue nombrado como director general de Redes Integradas de Salud.


Pero su reto más grande, hasta el momento en el sistema sanitario, llegó al ser llamado para fungir como viceministro de Salud, cargo que mantuvo desde el 18 de abril de 2018 hasta el 27 de enero de 2022.


Durante el tiempo que mantuvo el cargo de viceministro fue retado a superar dos epidemias con la población de la zona norte del país, primero ante un brote de dengue que requirió de un trabajo constante durante varios meses y luego llegó el virus de la Covid-19.


“En 2020 me tocó enfrentar el reto más grande de mi vida, porque junto a mi equipo de trabajo nos tocó darle frente a una pandemia de la cual no se tenía conocimiento alguno y fuimos aprendiendo en el día a día”, reconoció.


En ese aprendizaje fue necesario tomar decisiones, implementar estrategias con limitaciones, pero que dieran como resultado salvar vidas.


Cada una de las estrategias implementadas en el departamento luego fueron replicadas en el resto del país para contrarrestar el coronavirus.


Por ello, aseguró que siempre tuvo claro que a la par del conocimiento debía estar el liderazgo para lograr articular al gobierno central, gobierno local, iglesias, universidades, empresa privada y sociedad civil.


Gracias a esta integración es que logró gestionar desde mascarillas para donarle a las personas que no tenían la capacidad para adquirirlas.


“Luego de alcanzar esto quedó demostrado que cuando se quiere se puede, y que solo unidos juntos podíamos salir adelante. De esta pandemia creo que una de las grandes bendiciones que nos deja es la satisfacción de haber servido al país cuando más lo necesitaba”, expresó el destacado médico.


Becario de Cuba

La Escuela República de Chile, centro educativo de la ciudad puerto, fue donde tuvo su primer encuentro con las letras y los números, y de la mano de la profesora Leticia Solís pudo aprender a leer y escribir siguiéndole en su ruta de aprendizaje hasta el tercer grado.


En este centro de estudio aprendió además a participar en eventos festivos que ahora son parte de sus recuerdos de niñez inocente como sus participaciones durante la celebración del Día de Lempira, pues “siempre me gustó participar en el concurso del Día del Indio”.


Al culminar los primeros seis años de estudio fue matriculado en el Liceo Militar del Norte, una institución con formación militar donde logró cursar otros tres años de formación académica, completando el ciclo común.


Para obtener el título de bachiller en ciencias y letras pasó a ser parte del alumnado del Instituto Sagrado Corazón de Jesús que funciona en su ciudad natal.


“Tomé la carrera de bachiller en ciencias y letras con la mentalidad de que las asignaturas de esta profesión me ayudaran para cursar las clases generales de la universidad porque siempre mi idea era estudiar medicina”, contó.


El plan se fue cumpliendo como lo tenía planificado desde que era un niño y estando en sus primeras clases en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras le llegó la oportunidad de una beca en Cuba que no dudó en tomar.


En 1999 fue el momento en que Roberto abandonó el país para estudiar la carrera de medicina como becario del gobierno cubano “fuimos beneficiados más de 320 hondureños en el primer año de estudio”.


Su desempeño fue catalogado como de excelencia y es gracias a sus méritos que le fueron costeados sus estudios como médico general, luego sacó una especialidad como médico de familia, y después como especialista en cardiología clínica, y una maestría en enfermedades infecciosas.


“Regresé al país en 2011, ya que me mantuve estudiando por más de 12 años en Cuba”, explicó no sin antes exponer que también posee un certificado de gerencia en hospitales otorgado por Japón y un certificado de administración hospitalaria que sacó en 2017 en la Universidad Tecnológica Centroamericana-UNITEC.


“En esta carrera el estudio y la superación debe ser constante, por lo que no se puede descontinuar, siempre tenemos metas en el estudio de actualizarnos para poner en práctica el conocimiento en el día a día, me gusta también la parte administrativa y trabajar en políticas de salud”, confió.


Niñez con valores espirituales

El 16 de agosto de 1981 nació Roberto, su madre en ese momento tenía 18 años, y enfrentaba sola la crianza de su primogénito. Fue el Hospital CEMESA de San Pedro Sula donde se le brindaron sus primeros cuidados tras llegar al mundo, para luego ser trasladado hacia la costa atlántica.


El lugar donde se creció junto a sus cuatro hermanos fue el barrio Copen, del municipio de Puerto Cortés, una de las comunidades consideradas como pilar importante para la economía del país y con una belleza natural incomparable.


Es una zona con amplia oferta turística, y personas con una alegría y carisma inigualable, donde los mariscos son un manjar que está presente en la mesa de las familias, alimentos y áreas naturales de las que vive encantado el ex viceministro de Salud.


En ese rinconcito caribeño es donde sus vecinos le recuerdan como un niño educado, de buen carácter y dedicado a los estudios.


También es reconocido por sus valores religiosos y apego a la iglesia católica ya que ha tratado de cumplir los sacramentos como el bautismo, la primera comunión y la confirma.


“Yo fui bautizado siendo adolescente y por ello tuve la oportunidad de escoger a mis padrinos Suyapa Reyes y Antonio Reina, los que para mí son los mejores del mundo”.


Su principal inspiración

Cada mañana al despertar lo primero que hace es dar gracias a Dios por el nuevo día, oración que vuelve a estar presente al momento en que culmina su jornada “siempre oro por todo lo bueno y malo que he podido vivir porque cada día es ganancia”.


Al concluir su jornada de trabajo como médico aseguró que lo que más disfruta es estar en su casa junto a su mamá que es la persona que le ha heredado parte de sus valores.


“Mi madre ha sido un ejemplo en mi vida de superación, y también admiro al papa Francisco por la sabiduría que Dios le ha dado”, dijo.


Como parte de sus momentos de inspiración también destaca a la medicina ya que considera que esta carrera es una de las más humanas por lo que debe estar al servicio de la población para ayudar al prójimo.

Vuelve con sus pacientes

Sus servicios como galeno desde que recibió su título no se han detenido, es así que en la actualidad continua con las atenciones de cardiólogo como médico de guardias en el Hospital de Puerto Cortés, y también en el sistema privado.


En estos centros de servicios de salud promueve a diario la importancia de la prevención y la importancia de mantener un estilo de vida saludable para beneficio de la salud en general.


“La población debe continuar educándose en salud para prevenir enfermedades que son endémicas, así como también de algunas enfermedades que volverán a surgir y que ya se conocen y de otras que nos tocara aprender”, recomendó el especialista en cardiología.


Y luego de permanecer unos meses fuera de la parte administrativa del sistema sanitario nacional considera que el área de salud pública sigue presentando grandes retos como “el no tener un plan a implementar para sacar adelante la salud de un pueblo, lo cual es nefasto”.


Por su destacado desempeño, vocación de servicio y solidaridad el doctor Roberto Cosenza se suma a las entrevistas de hondureños destacados que cada semana presenta Honduras Trascendental.


Expresiones


“Una de mis principales filosofías es que la salud es para hacer el bien”.


“Cuidándonos y protegiendo a nuestros seres queridos también apoyamos al sistema sanitario que tanto lo necesita”.

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