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Foto del escritorHonduras Trascendental

Marco A. Gutiérrez: profesor y campesino Maya Chortí que venció la pobreza de la mano de los libros

Es el subdirector general de educación para los pueblos indígenas y afrohondureños, instancia de la Secretaría de Educación encargada de diseñar y dirigir las iniciativas en materia de Educación Intercultural Bilingüe (EIB), para la atención a la diversidad cultural y lingüística del país donde habitan las comunidades originarias de Honduras.


Fue el primer consejero mayor o sea la máxima autoridad de la comunidad Maya-Chortí y ha vivido persecución por defender el derecho a la tierra basado en garantizar la vida de sus descendientes.


Tegucigalpa. En una escuela de adobe, con artesón de madera y techo de lámina de asbesto se formó uno de los hijos más sobresalientes del pueblo Maya-Chortí del país. Originario de la aldea San Rafael, Ocotepeque, es el heredero de valores ancestrales que ha destacado por su perseverancia y ansias de conocimiento.


Es, además, uno de los descendientes de Los Mayas con título de maestro de educación primaria, grado académico que alcanzó a la edad de 40 años, con diplomados en gestión de agua y saneamiento y metodologías técnicas, en educación intercultural bilingüe, y en negociación de conflictos.


También ha fungido como delegado del fondo indígena para América latina, por dos ocasiones, en 1997 en La Paz, Bolivia y en 1999 en la ciudad de México.


El acreedor de estos títulos y características es Marco Antonio Gutiérrez, un hijo del occidente del país que nació bajo la asistencia de una partera el 27 de septiembre de 1959.


Y es el mismo que en la actualidad se desempeña como subdirector general de educación para los pueblos indígenas y afrohondureños, instancia de la Secretaría de Educación encargada de diseñar y dirigir las iniciativas en materia de Educación Intercultural Bilingüe (EIB), para la atención a la diversidad cultural y lingüística del país donde habitan las comunidades originarias de Honduras.


Niñez marcada por múltiples carencias

Al nacer en su hogar campeaba la pobreza extrema, razón por la cual los alimentos y el vestuario eran limitados, y las paredes que conformaban su vivienda eran de adobe y cubierta con techo de teja.


Domitila Miguel y Marcos Gutiérrez, sus abuelos maternos, desde los ocho meses hasta los cinco años de edad fueron los seres que le brindaron amor, cobijo y protección, fraccionándose esta relación de sangre y corazón ante la muerte de su abuelita “un cuatro de enero de 1965”.


Es por esta razón, que vuelve a estar bajo la tutela de su madre Adelina, hija única, que con 16 años de edad había formado hogar con José Alberto Torrez Mestizo, originario de Ocotepeque, dando a luz, un año después, a su primogénito José Alberto quien murió de dos años por causa de la neumonía, y justo en ese tiempo nació Marco Antonio, pero que enfrentó desde temprana edad el abandono paterno.


Con todas esas condiciones sumado a la guerra entre Honduras y El Salvador, las condiciones económicas de la familia se agudizaron aún más.


Para ese momento, Marco Antonio tenía unos 10 años, y como consecuencia del enfrentamiento armado, entre los dos pueblos, su familia se trasladó hacia la frontera del hermano país.


De manera improvisada armaron lo que ellos llamaron un rancho, una casa con techo de paja y paredes de bahareque, pero que abandonaron al poco tiempo para salvaguardar sus vidas en Esquipulas, Guatemala.


Al terminar el conflicto armado volvieron a la frontera salvadoreña, pero “encontramos quemado el rancho”, recordó.


Venció barreras para alcanzar la educación

Los primeros trazos como estudiante los aprendió en la Escuela “Doctor Francisco Valle Mayorga”, ubicada en San Rafael, Ocotepeque, era un centro educativo conformado por dos aulas, un corredor y una pequeña bodega.


Las áreas de recreación importantes para el desarrollo de los niños para ese tiempo eran solo un sueño, así como los momentos para estrenar ropa nueva “no estrenábamos, yo solo tenía un pantalón y una camisa para ir a la escuela. Para un 15 de septiembre la profesora me regaló una mudada”, contó aún con emoción por el momento en que recibió el inesperado regalo.


El aprendizaje de las labores del campo también estuvo presente en su niñez y adolescencia, “con mi padrastro aprendí las labores de la agricultura tradicional, ordeño de vacas, las faenas de la molienda de caña, limpia y corta de café, y la siembra de cebolla”.


Tampoco pudo apartarse de las asignaciones propias del hogar como barrer la casa cuando no salía a trabajar en el campo y el acarreo de la leña para el fogón.


Sin embargo, pese a las múltiples ocupaciones que desempeñaba desde temprana edad nunca perdió las ganas de estudiar y trabajar como profesional para salir de la pobreza extrema en que vivía.


“Con esfuerzo propio a mis 40 años logré egresar como maestro de educación primaria, a través de la Normal del Litoral Atlántico. En 2014 estudiaba la carrera de Administración Educativa en la Universidad Pedagógica Nacional Francisco Morazán, pero en ese momento fui separado de mi trabajo y no pude continuar”, manifestó el líder indígena.


Sin embargo, desde muy temprana edad se interesó por la lectura alcanzando su desarrollo intelectual por cuenta propia.


De igual manera, por su interés por formarse ha logrado varios diplomados en gestión de agua y saneamiento, técnicas en metodologías, metodologías en educación intercultural bilingüe y técnicas en negociación de conflictos.


Esto le ha permitido desempeñar varios cargos públicos como secretario municipal, empleado del antiguo SOPTRAVI hoy conocido como Secretaría de Infraestructura y Transporte (SIT), coordinador y subcoordinador del Programa Nacional de Educación para las Etnias Autóctonas y Afroantillanas de Honduras (PRONEEAAH), titular de la dirección general de educación multilingüe de la Secretaría de Educación.


También se ha desempeñado como asesor pedagógico de la unidad departamental de Intibucá. Y en la actualidad dedica algunas horas de su tiempo a la escritura de su primer libro que ha titulado “Construyendo Ideales”.


Familia, tesoro valioso

La familia con el paso del tiempo creció, pues su madre se volvió a casar, por esta razón tiene cinco hermanos varones y tres hermanas mujeres


“Mis hermanos y hermanas no tuvieron la oportunidad de estudiar, por lo tanto, soy el único que he llegado a ostentar cargos públicos”, confió el docente.


Como descendientes directos tiene ocho hijos, “cuatro de mi primer matrimonio y cuatro en el segundo hogar”.


Su actual esposa Lucia Yamileth Ochoa, ejerce la docencia en un centro educativo rural y los hijos de este matrimonio aún están en proceso de formación escolar. “dos de mis hijos mayores también trabajan en centros educativos y dos emigraron por falta de oportunidades de trabajo”, reveló el destacado funcionario.


De fe católica en donde durante 6 años se dedicó a predicar el evangelio “de los 15 a 21 años de edad”.


En la actualidad forma parte de los habitantes de la residencial Los Helechos, en el municipio de La Esperanza, Intibucá, donde además de las responsabilidades de su cargo en la Subdirección General de Educación para los Pueblos Indígenas y Afrohondureños se desempeña como productor de aguacate y café.


Cultura y luchas

De sus padres y abuelos heredó valores que según el docente no tienen precio como la honradez, responsabilidad, y amor a la familia y de su herencia indígena sus tradiciones, creencias, ritos, cosmovisión y participación en procesos de organización tradicional.


También aprendió a llevar una vida donde la meditación espiritual es importante, de trabajo y de responsabilidad con la familia y con el entorno que le rodea, en especial el vínculo arraigado con la tierra y la naturaleza.


“A la tierra la consideramos como nuestra madre y creemos que la tierra no nos pertenece al contrario nosotros pertenecemos a ella. Por, ello me siento orgulloso de pertenecer a un pueblo lleno de sufrimientos, esclavitud, exclusión, pero lleno de sabiduría, cosmovisión y conocimientos para la conservación del ambiente y de la vida humana”, agregó.


Por sus conocimientos, la práctica de su herencia cultural y ancestral, sumado a su activismo comunitario en 1996 fue nombrado como el primer consejero mayor del pueblo Maya Chortí, durante la primera asamblea general que se realizó en Ocotepeque.


“Creo que mi nombramiento surge de una necesidad del pueblo donde alguien debería asumir una responsabilidad histórica y de compromiso por los riesgos que había que enfrentar a sectores pudientes del poder político y económico de la región”, confió.


En el momento en que le tocó asumir esta responsabilidad, de acuerdo con Marco Antonio los niños y las niñas Maya Chortí se encontraban en situación de pobreza extrema, con altos niveles de desnutrición, “situación que había que enfrentarla con propuestas al gobierno para el restablecimiento de recuperación de tierras para cultivar y así garantizar la producción de alimentos básicos para la continuidad de la vida de un pueblo milenario”.


Han pasado décadas y la lucha continúa para el pueblo que ha honrado el educador, pues aún no logran la recuperación de sus tierras y la protección global de los recursos naturales que se encuentran en sus zonas de residencia.


También está pendiente el reconocimiento por parte del sistema de educación al desarrollo y mantenimiento de sus lenguas y culturas desde las aulas de clases, una atención integral en salud, donde además se considere como eficaz la medicina tradicional de los pueblos indígenas como el Maya Chortí.


La falta de atención médica adecuada y cercana es otra de las luchas vigentes para los descendientes de esta herencia étnica, quienes en la actualidad residen en las regiones de Ocotepeque y Copán que en promedio son siete mil familias.


Por su empeño y lucha constante a favor de mejores tiempos para él, sus descendientes y el pueblo Maya Chortí, Honduras Trascendental le ha honrado a través de este espacio en donde ha contado parte de su historia personal y de comunidad.



Preguntas y respuestas

¿Qué significa para usted el cargo de subdirector general de educación para los pueblos indígenas y afrohondureños?

Significa un reto y a la vez una oportunidad para dirigir y propiciar escenarios pedagógicos y curriculares en las lenguas y culturas de los pueblos originarios.


¿Qué herencia desea dejarles a los pueblos indígenas?

Una mente descolonizada mediante una educación que les ayude a tener un pensamiento crítico y capases de enfrentar y resolver por si solos los múltiples problemas que enfrentan como pueblos.


¿Son de interés los pueblos indígenas para el gobierno?

Los gobiernos desde que fue constituido el Estado nacional han mostrado indiferencia, al no crear políticas y leyes que protejan los derechos de los colectivos e individuales de los pueblos.


¿Cuáles son las principales luchas del pueblo Maya-Chortí?

Desde que inició el proceso organizativo en 1996 se estableció una agenda de lucha.

1. Recuperación de tierras y territorios de las regiones de Copan y Ocotepeque.

2. Atención integral de salud preventiva incluyendo las prácticas de la medicina tradicional.

3.Educacion intercultural bilingüe para la recuperación y reconocimiento de la lengua Chortí.

4.proyectos de infraestructura en las comunidades como: Centros de salud, Escuelas, Carreteras y sistemas de riego.


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