En 1993 logró constituir de manera legal a la Fundación Camo, con sede en Santa Rosa de Copán, aunque su labor solidaria en el país inició desde que llegó al territorio nacional como voluntaria del Cuerpo de Paz.
Su labor es invaluable, abarcando los 18 departamentos del país con programas y proyectos, mismos que en términos económicos representan una inversión de más de 115 millones de dólares.

Tegucigalpa. El servicio en favor de los pobres representa su vida. Una líder estadounidense, con corazón de hondureña. Trabajadora incansable, perseverante, y sensible ante el dolor del prójimo. Enfermera que no solo ha tendido sus manos, sino que además ha entregado amor y sus lágrimas al encontrarse con el sufrimiento de sus semejantes.
Kathryn Tschiegg, o "Kathy" como se le llama de cariño, es la heroína que bajo principios cristianos ha sembrado esperanza y devuelto la vida a miles de hondureños a través de la organización humanitaria Central American Medical Outreach-CAMO, a través de la cual ha logrado implementar unos 25 programas de salud en el país. La sede de la fundación ha sido desde siempre Santa Rosa de Copán, la cual funciona bajo el modelo de contrapartes, es decir de colaboración con profesionales hondureños y agencias de desarrollo comunitario.
Este grandioso proyecto solidario que traspasa fronteras está por llegar a 31 años de servicio ininterrumpido, y su artífice se prepara para heredar su legado a otros más jóvenes “aunque siempre estaré pendiente de supervisar el funcionamiento”.
Y es que no podría ser de otra manera, ya que la misión que asumió por mandato de Dios seguirá haciendo el bien hasta que el Creador del Universo lo permita.
Del dolor a salvar miles de hondureños
Una petición de auxilio, desde una de las precarias salas del Hospital de Occidente, ante una nueva vida que se extinguía de manera prematura, la número 31 en un mes, detonaría en Kathy, un dolor que sigue latente en su ser, pero que se convirtió en un legado de amor y solidaridad que ha salvado miles de vidas hondureñas.
Transcurría el año 1981, cuando se enfrentó a aquella escena que se había vuelto repetitiva, y que por prestar servicio como enfermera del Cuerpo de Paz, se encontraba luchando por tratar de salvar con sus manos a una pequeña que entraba en paro cardíaco, y que por falta de insumos, equipos y personal capacitado perdía la vida.
Ese dramático momento, junto a los otros que ya guardaba en su memoria y corazón, le hicieron pensar en culminar su voluntariado para nunca más volver a tierras catrachas, pues para ella era demasiado, tenía unos 35 años y la vida de decenas de pequeños se extinguían sin generar ningún gesto de cambio a nivel estatal.
Es así, que, unas semanas después, al completar el compromiso que la había traído a Honduras volvió a Estados Unidos, y durante los siguientes años trabajó como enfermera de la sala de emergencias y de la unidad de cuidados intensivos quirúrgicos en el Hospital Aultman. Su entrega para con los pacientes le llevó a ganarse el reconocimiento como Empleada del Año.
Sin embargo, aunque ella no mantenía entre sus pensamientos al país de la bandera cinco estrellas, de un momento a otro, comenzó a soñar de manera repetitiva con la última niña que vio morir y la precariedad que conocía del sanatorio público de occidente.
Estas imágenes que surgían al momento de descansar la inquietaron tanto al grado de volver “aunque este no era mi plan, yo estaba trabajando como enfermera y me esforzaba por ser una de las mejores, me había involucrado en actividades deportivas en natación y atletismo, pero de un momento a otro ese plan se esfumo y creo que fue por mandato de Dios”.
A su retorno se encontró con la misma situación precaria, quizás hasta aún más de lo que ya conocía “me puse de rodillas y le dije al Señor yo no quiero, pero Él ganó” y así nació una misión de mucho sacrificio que sigue vigente.
Y es que de aquel dolor de muerte, cargado de impotencia, Kathryn encontró su mayor fortaleza, y a través de la Fundación CAMO con ayudas solidarias ha concretado sus mayores anhelos en materia de salud, primero para los más pobres de la zona occidental, que luego se fue extendiendo a toda Honduras.
Son más de 216 mil servicios los que presta cada año la organización sin fines de lucro, en su mayoría hondureños que de otra manera no tendrían acceso a servicios de salud.
De la capacitación a millonarios proyectos
La idea que traía la directora de CAMO con la institución sin fines de lucro era capacitar a personal local en el manejo y reparación de equipos, pero luego llegaron brigadas médicas que desencadenaron los servicios médicos, apoyo en educación y desarrollo comunitario.
“En 1993 logramos la personería jurídica de CAMO en Honduras, pero fue en 1992 cuando recibimos al primer equipo técnico que comenzó a formar a talentos nacionales”, explicó.
A partir de esta fecha, durante los primeros 10 años, se concentró en la construcción y mejora de la infraestructura de la organización y el Hospital de Occidente, donde se mejoró el área de cocina, lavandería, área de espera y de exámenes, emergencia, área de recién nacidos, sistema eléctrico, entre otros.
Y además se fueron conformando los programas de asistencia en salud, los que permanecen a disposición de los pacientes como; odontología, oftalmología, dermatología, la clínica de pie diabético, neurología, nutrición, psicología y los servicios de Rayos X. Sumado a ello, son ocho contenedores al año los que llegan cargados de donaciones.
Hoy en día, además se ofrecen servicios de atención a la mujer en cuatro áreas: ultrasonido, cáncer de cérvix, ginecología y mamografía. Las personas con discapacidad también reciben apoyo mediante el Laboratorio de Órtesis y Prótesis y silla de ruedas.
Proyección local y nacional
Otro de sus proyectos insignes ha sido el primer centro nacional de capacitación para la Asociación Americana del Corazón en Honduras, capacitando a 1,500 médicos, enfermeras y paramédicos cada año en RCP y soporte vital avanzado neonatal, pediátrico y adulto dentro de 15 de los 18 departamentos del país.
En 2008, fundó y construyó el refugio para mujeres más grande de Centroamérica con 44 camas, asesoramiento y protección las 24 horas del día, los 7 días de la semana. Reformó la escuela de oficios abandonada a la que asisten más de 600 estudiantes por año.
Seis años después, en 2014, recaudó fondos, diseñó y construyó el segundo centro de salud pública más grande del país, que atiende a 800 pacientes por día, sumado a ello, el departamento biomédico de CAMO equipa y mantiene más de 200 equipos en el hospital local.
Su proyección con Honduras, en términos económicos representa, a la fecha, más de 115 millones de dólares.
En pandemia y fenómenos naturales
La proyección solidaria de la entidad sin fines de lucro, además se ha palpado en momentos críticos como sucedió tras el paso del huracán Mitch o durante la pandemia de la COVID-19, tiempo en que CAMO se convirtió en la única organización sin fines de lucro en el país que se mantuvo en servicio.
“Es importante resaltar que sin apoyo de personal extranjero el año pasado logramos ofrecer 218 mil atenciones”, dijo la entrevistada.
A través del área de oftalmología se encaminan además a convertirse en el centro de entrenamiento para médicos residentes de Oftalmología en Honduras.
Reconocimientos
La incansable labor de Kathy ha sido reconocida en múltiples ocasiones dentro y fuera del país. En 2003, la Sociedad Médica del Condado de Stark la nombró Profesional Médica Sobresaliente del Año. Ha recibido dos premios Paul Harris de Rotary International.
En 2009, recibió el Premio Athena, y en 2010, el Premio a la Exalumna Sobresaliente de todas las generaciones graduadas de Orrville High School. En enero de 2013, recibió el Premio Real en Medicina General, patrocinado por la Fundación Gates, Medtronic, Máximo y Save the Children. En septiembre de 2022, recibió el Premio al Ciudadano Distinguido de la Asociación de Exalumnos de la Universidad Estatal de Kent.
En el país ha recibido distinciones de varias Secretarías de Estado, Congreso Nacional, la alcaldía, y el consejo municipal de Santa Rosa. En 2023, recibió cinco proclamaciones por sus 30 años de servicio de parte de la presidenta de Honduras, Iris Xiomara Castro Sarmiento; el gobernador de Ohio, Mike DeWine, y el vicegobernador Jon Husted; el alcalde de Wooster, Ohio, Robert F. Breneman; el alcalde de Orrville, Ohio, David J. Handwerk; y el alcalde de Santa Rosa de Copán, Honduras, Aníbal Erazo Alvarado.
Venció el Bullying para brillar
Un lunes, en el último día del mes de abril de 1956, fue el momento en que Kathy comenzó su vida independiente fuera del vientre de su madre Mary Jean Weeman, quien le esperaba junto a su padre Robert E. Tschiegg, la vida continuo hasta que se llegó el momento de asistir a la escuela.
En esos primeros años de formación académica enfrentaría su primer reto de vida, ya que al no lograr expresarse de manera fluida la llevaría a ser considerada como una niña con bajo nivel de aprendizaje y a su vez a experimentar el bullying.
Sin embargo, al llegar a los grados superiores, en otro centro educativo, su don de liderazgo comenzaría a aflorar hasta graduarse en Orrville High School en 1974.
“Nunca tuve incapacidad de aprender sino de expresarme, de 9 a 12 años tuve que tomar clases de nivelación”, pero aunque fue difícil logró impulsar su ruta hacia la excelencia.
Luego entró a la universidad “en esta etapa por mi empeño fui la coordinadora de grado”, hasta completar el grado de enfermera en 1978, antes de llegar a Honduras para prestar sus servicios como voluntaria a lo largo de dos años.
Luego, en su regreso a su patria obtuvo el título en negocios, formación que le llevó a fundar Central American Medical Outreach, Inc. (CAMO USA) en Orrville, Ohio, que luego estableció de manera legal en Honduras a través de Fundación CAMO, que opera en Santa Rosa de Copán.
En 2006, fundó una entidad con fines de lucro conocida como INSSA "Asociación de Inversión Social" para reforzar el apoyo a las iniciativas sin fines de lucro.
Nuevos retos que requieren de ayuda
Kathy confió que en la actualidad ejecutan una campaña de recolección de fondos o materiales para Fortalecer los Servicios y Distribución de CAMO.
El proyecto consiste en la construcción de una nueva instalación de un piso, en la sede actual, para ampliar el espacio de almacenamiento, oficinas, y clínicas.
Para este nuevo reto se requieren 2 millones de dólares, por lo que se hace necesario solicitar ayudas locales, el llamado es para empresas, instituciones o donantes voluntarios que deseen sumarse con donaciones de materiales de construcción.
Una historia inspiradora de una hondureña de corazón aunque haya nacido en Estados Unidos.
Digna de admiración
Su labor en nuestro pais es admirable. Gracias por su entrega.