Jóvenes con discapacidad intelectual encuentran en CECAES las herramientas de la orientación vocacional ocupacional para defenderse en la vida adulta

A diario, con el apoyo de un comprometido equipo de profesionales, más de un centenar de educandos fortalecen sus capacidades para abrirse camino en el mundo laboral.

Tegucigalpa. Entre los hornos, cocina máquinas de costura, herramientas de carpintería y de barbería un nutrido grupo de jóvenes trazan un futuro lleno de posibilidades. Son los alumnos del Centro de Capacitación Especial- CECAES quienes son formados para integrarse al mundo laboral, sea como empleados o bajo iniciativas de emprendimiento y empoderamiento económico.

El centro formativo instruye a personas, entre los 14 y 21 años, con discapacidad intelectual. La mayoría de los alumnos residen en la periferia de la capital, aunque hay casos especiales de estudiantes que llegan desde otros municipios.

La institución tiene 42 años de servicio, por ello, acumula grandes hazañas al formar a personas que en su etapa adulta se defienden a través de los oficios.

Capacidad

Martha Palma, directora de CECAES, explicó desde 1983 surge esta iniciativa para formar en aquel momento a jóvenes en riesgo social, bajo la dirección de la Junta Nacional de Bienestar Social, y con el paso de los años fue cambiando de ente rector hasta llegar a formar parte de la Secretaría de Educación prestando servicios a personas con discapacidad intelectual.

“En CECAES tenemos alumnos con diferentes condiciones y se les ofrece educación no formal. Tenemos seis talleres: belleza, barbería, repostería, carpintería, corte y confección, cocina y un espacio pre-vocacional para jóvenes que aún les hace falta independencia”, dijo.

Agregó que los alumnos luego de ser inscritos en el centro son evaluados a nivel psicopedagógico.  

“Nosotros somos un ente gubernamental con una matrícula actual de  120 alumnos, quienes por espacio de tres años serán formados a nivel vocacional. La capacidad de matrícula es de 145”, expresó.

Formadores

En la actualidad los alumnos permanecen a cargo de siete instructores, quienes se encargan de formarles de acuerdo al área en que son instruidos.

“En este momento el taller que más alumnos tiene es de repostería”, comentó, aunque durante el primer año son rotados en todos los talleres hasta que ellos identifican cual es el que les llama la atención.  

Luego de acuerdo a su potencial pasan a un taller específico, algunos egresan como asistentes y otros como técnicos, pues depende de su nivel de desempeño.

“En estos procesos siempre será importante el acompañamiento de la familia, algo que es parte de lo que siempre conocen los padres al momento de matricularlos”, agregó Palma.

Aporte de la familia

Según confió la entrevistada por ser un centro educativo público siempre se requiere de las aportaciones de las familias en insumos para que los alumnos realicen sus prácticas.

También anunció que las matriculas están próximas a abrir para el próximo año 2026.

El centro está ubicado en la colonia Quesada, detrás del Hospital Psiquiátrico Mario Mendoza.