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Francisco Martínez: docente empeñado en mejorar sus capacidades para formar a estudiantes creativos y comprometidos con el desarrollo de Honduras

Es maestro de educación primaria, con una licenciatura en pedagogía, carrera que cursó en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras-UNAH. Posee a la fecha 18 años de labores en la enseñanza.

 

Especialista en lectoescritura, formación que logró en El Paso Community College-EPCC- una de las mejores instituciones estatales de educación superior de El Paso, Texas, Estados Unidos. En la actualidad cursa una maestría en atención a la diversidad para una educación inclusiva en la Universidad de Girona-UdG, una institución pública que busca la excelencia en la docencia y en la investigación.

Tegucigalpa. Con su impetuosa sonrisa irradia al instante una constelación de emociones para quienes le rodeen, pero con su vocación docente ilumina el universo de los alumnos que llegan a su salón de clases.

 

El primer grado es el que le hace estallar en creatividad, sin embargo, anhela llegar a grados superiores para también conquistarles con sus innovadoras propuestas de enseñanza, por medio de las cuales busca formar a estudiantes creativos y comprometidos con el desarrollo de Honduras.

 

Por ello, se ha empeñado en continuar su formación al más alto nivel, aprovechando oportunidades educativas dentro y fuera del país, para luego volver para compartir además lo aprendido con otros educadores.

 

Su primera meta fue alcanzar, pese a las dificultades económicas familiares, el título de maestro de primaria cursando la carrera de magisterio en la Escuela Normal Mixta Pedro Nufio, de la capital y para lograrlo viajaba desde la ciudad de Talanga.

 

Luego en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras-UNAH fue donde Francisco Antonio Martínez Flores obtuvo la licenciatura en pedagogía. En 2015 mediante una beca alcanzó la especialidad en lectoescritura, formación que logró en El Paso Community College-EPCC- institución de educación superior ubicada en el condado de El Paso, Texas, Estados Unidos.

 

En la actualidad cursa una maestría en atención a la diversidad para una educación inclusiva en la Universidad de Girona-UdG, una institución pública que busca la excelencia en la docencia y en la investigación. “Soy beneficiario de la Beca Santander para estudiantes internacionales en la Universitat de Girona”.

 

Sus planes a corto plazo son continuar su formación académica y alcanzar un postgrado, además de “seguir dedicándome a la educación. Me gustaría hacer algo diferente, no precisamente como maestro de primaria, sino navegar nuevas áreas de la educación”.

 

“Mi sueño es ver Talanga en la cúspide de la enseñanza, sobre todo en lectoescritura, tenemos

maestros con un compromiso y vocación admirable, solo hace falta un liderazgo dispuesto a poner la enseñanza y el bienestar del alumnado como prioridad”, develó.

 

Docente valioso

Su interés por la docencia inició siendo un niño de sexto grado, luego que la abuela de una de sus compañera le decía “El profesor” porque le daba tutorías de matemáticas a su nieta. Además, desde su primera etapa educativa “admiraba a mis profesores y sentía que era algo que

quería hacer”.

 

Siendo aun un menor de edad, con apenas 17 años, alcanzó el titulo de maestro de educación

primaria, oportunidad que aseguró le agradece a la vida porque “la educación me lo ha dado

todo”.

 

“No quiero romantizarlo porque es un trabajo muy duro e infravalorado, sobre todo en Honduras.

Los maestros trabajamos con lo que tenemos y tenemos que asumir muchas funciones para que

los centros educativos y nuestros estudiantes estén bien”, dijo.

 

Sin embargo, agregó que todo lo que ha logrado “me lo ha permitido la educación, conocer a mis estudiantes y sus familias, a docentes comprometidos, y a personas que me han ayudado, a veces sin conocerme, para cumplir con proyectos en mi salón”.

 

A la fecha son 18 de vida laboral como el responsable del acompañamiento y supervisión del aprendizaje de centenares de niños hondureños.

 

“Mientras estudiaba en Estados Unidos me puse una meta, mis estudiantes iban a tener las

mismas condiciones que un estudiante de una escuela pública de ese país, y que yo iba a intentar

proveerles un espacio seguro donde podías ser felices siendo ellos y mientras aprenden”,

expresó.

 

Su día como profesor

Lo que más le gusta de ser docente es que puede mostrar diversos personajes en su día a día,

haciendo fluir la creatividad con el objetivo de sorprender a los estudiantes, sumado a ello,

recargarse con la energía de los niños, y vivir todas sus emociones.

 

“Cuando trabajas como profe ningún día es igual, los niños tienen tantas cosas que decir, son

super divertidos y ocurrentes. Nuca estás sentado, es un corre-corre, y eso me fascina. Verlos

crecer, dejarlos que te sorprendan con lo que saben”, reveló.

 

Lo cierto es que su dinámica en el salón es inigualable, pues entre sus propuestas de enseñanza

la monotonía no tiene cabida y le han llevado a impulsar a los niños a que se expresen y quieran    

compartir con los demás sus conocimientos, por lo que cada clase se vuelve un juego donde el

aprendizaje es la catedra principal.

 

El objetivo siempre es que los alumnos aprendan según sus intereses, impulsando que cada día

un estudiante lleve un tema para presentar al salón, sin puntaje, sin presionar a nadie, sin influir el

tema; “aprendí de tantas cosas: de youtubers, juegos, los pilares de la creación, agujeros de

gusano, el juego UNO”.

 

“Aprendí que si les das la voz (a los estudiantes) no dejarán de sorprenderte. Imagina a un

estudiante de segundo grado, de una aldea ubicada a 65 km de Tegucigalpa, hablando de

curiosidades del universo, de cosas que como profe no habías escuchado nunca”, manifestó con

gran sentimiento.

 

Valores

Describió como uno de los valores imprescindibles en su trabajo el respeto por los niños y las

niñas, “devolverles el derecho a ser la voz más importante en el salón. No es el estudiante quien

se debe adaptar a la personalidad del profesor, somos los profes quienes tenemos la

responsabilidad de buscar las estrategias para que nuestros estudiantes sean felices mientras

aprenden”.

 

Y es que consideró que son los educandos los verdaderos protagonistas de la dinámica de

aprendizaje-enseñanza., razón por la cual se hace necesario “despojarnos del traje de maestro y

ser solo una persona, para mis estudiantes yo soy Frank o Francisco, y soy una persona igual que

cualquiera de ellos, que se equivoca, que tiene días malos, que pide disculpas, que a veces está

triste y en otras es la persona más feliz del mundo”.

 

Debilidades del sistema nacional

Para él, ser docente es asumir un fuerte compromiso como transformador social y que se deposita

en el profesorado demasiadas responsabilidades, pero el compromiso debe estar siempre en que

los y las estudiantes disfruten de ir a las escuelas, que se sientan parte, reconocidos y sobre todo

que sea un espacio seguro para ser ellos mismos, desarrollar su personalidad y soñar.

 

Para muchos niños y niñas, de acuerdo con Francisco sus maestros son la única persona que se

preocupa por ellos, “podemos ser también la sonrisa agradable que les reciba cada mañana,

quien les respeta, cree en ellos y les enseña a confiar en sí mismos. Ningún niño o niña debe

sufrir o sentirse mal al aprender o en la escuela y si para el profesorado esta es una tarea

imposible, muy difícil o no es importante, quizá debería considerar si está en el trabajo correcto”.

 

En cuanto a las debilidades del sistema nacional, según su criterio, basado en su experiencia

personal la falta de formación dirigida a los docentes, sobre todo para mejorar la calidad de la

enseñanza, la burocracia y la sobrecarga son las debilidades que pudieran

atenderse con voluntad política.

 

“Al hablar con un maestro es seguro que dirá que está cansado, que hay muchas cosas que

atender, que no hay apoyo, que esto, que aquello. No se puede mejorar la condición de nuestra

población estudiantil sin voluntad política, si quienes asumen los puestos de decisión no cumplen

con los requisitos, si no se cambia la visión”, agregó.

 

Ante estos desafíos Francisco manifestó que es de suma necesidad implementar cambios en

los procesos de selección del profesorado, la formación inicial y permanente, dinamizar los

procesos de escalafón, generar procesos que reconozcan con incentivos los logros del

profesorado, formación para la sensibilización y el respeto a las diversidades del alumnado,

así como la formación en educación socioemocional”.

 

También respondió ante la consulta sobre cuanto debería ser el sueldo mínimo de un docente que

“ Ufff… este es un terreno pantanoso, lastimosamente en Honduras y en muchos países, hay un

grave problema de sensibilización del profesorado. ¿El salario es importante?, por supuesto,

también dotar a los centros de los recursos necesarios, aumentar los profesionales, pero estos

aspectos no van a mejorar la atención si el profesorado no es consciente de los derechos de

nuestros estudiantes, y de que son ellos y ellas los que importan”.

 

¿Abandonaría la labor como maestro?

En su primer año como docente llegó a pensar en retirarse y en la actualidad confió que también

ha llegado a plantearse esta posibilidad “hoy me planteo que necesito un trabajo más tranquilo,

donde pueda tener tiempo para dedicarme a mí; sin embargo, estoy consciente que una vida lejos de los salones de clases es imposible”.

 

Confió que en su caso le fascina trabajar con estudiantes de primer grado, aunque requiere

de mucha energía, creatividad y tiempo, pero es el nivel que le da más libertad para doblar el

currículo e implementar sus propias estrategias para que sus estudiantes adquieran las

competencias de lectoescritura.

 

“Los grados superiores también me gustan, pero son un reto más grande, un mal año académico

requiere tres años con maestros excelentes para poder alcanzar una nivelación”, explicó.

 

También dijo que su principal motivación para llegar a su salón de clases con propuestas de

enseñanzas innovadoras son las sonrisas de los niños y niñas, “en una clase de ciencias sociales

alguna vez preguntaba a mis estudiantes ¿qué era lo mejor de su día?, un niño levantó la mano y

dijo “recibir su abrazo cada mañana”, eso me hizo emocionarme. Las infancias deberían ser

respetadas y queridas, sin embargo, en nuestro contexto más que un derecho, sentirse seguro

siendo niño o niña parece un privilegio de unos pocos”.

 

Cargos y reconocimientos

El centro educativo donde ha mostrado parte de su potencial es Juan Lindo, de la aldea de La

Ermita, del municipio de Talanga, “ahí tenemos un lema: Porque La Ermita lo merece, hacemos

siempre lo mejor.

 

En este centro de enseñanzas ha desempeñado el cargo de maestro auxiliar, responsabilidad que

ha asumido desde siempre con excelencia, así como su labor directa con sus estudiantes, al

grado de ser admirado por sus compañeros de trabajo y por las personas han conocido de cerca

su trabajo.

 

Pese a ello, su dedicación hasta el momento solo recibe la distinción de sus alumnos, y padres de

Familia.

 

Niño soñador

En el principal centro asistencial público del país fue donde nació Francisco, el 12 de abril de

1987, siendo el segundo hijo de Lidia Rosa Flores Cruz, un niño soñador, a quien le llamaba la

atención la lectura, escribir cuentos, ser maestro, conocer otros países. “Yo leía todo lo que me

encontraba, sobre todo los periódicos”.

 

Y como parte de sus anécdotas de infancia relacionadas con sus anhelos de escritor infantil contó

que una vez anunciaron un concurso de cuentos para niños, el premio: Un viaje a Disneyland,

escribí un cuento (muy malo, por cierto) y su mamá llevó su escrito al periódico que impulsaba la

competencia y al anunciar la fecha de premiación “yo insistí en que me llevaran, tenía confianza

en mi texto, fui a la premiación y ni siquiera me mencionaron”.

 

Recordó que ese día, luego de no recibir lo que quizás pensó obtener les tocó caminar a pie

varios kilómetros hasta llegar al centro de Tegucigalpa porque no cargaban dinero para pagar el

pasaje de todos los que le habían acompañado.

 

En su hogar disfrutó de la compañía de su madre y sus tres hermanas Hellen, María y Dina y en el caso de su progenitora fue quien se sacrificó para ofrecerles la mejor oportunidad de estudio que estaba a su alcance “estoy agradecido de que ella nos haya transmitido la importancia de estudiar con la idea de que era la oportunidad para mejorar nuestras vidas”.

 

Francisco agregó que su mamá a pesar de las carencias que había en casa “me ayudó a

alcanzar mis metas, cuando todo el mundo le decía que no iba a poder costear mis estudios, ella

siempre confió en que lograríamos tener una carrera. El lugar en el que estoy es gracias a sus

sacrificios”.


En su infancia aseguró que además experimentó el dolor del hambre, pero también la alegría de

sentarse frente al televisor durante las horas de almuerzo o en la cena.

 

“Recuerdo que había racionamientos de energía eléctrica y como esas noches se pasaban con

pinol y macheteadas de harina, mientras mi tía y mi mamá contaban relatos de su infancia o una

que otra historia de terror. Los sábados eran para Don Francisco y al día siguiente “Siempre en

Domingo”. Es la felicidad que se consigue con poco”.

 

Alumno de excelencia académica

Dos de los más antiguos centros de enseñanza de su ciudad Talanga la Escuela Dr. Roberto

Suazo Córdova y la Escuela República del Ecuador fue donde cursó la primaria, la mayoría de los

grados los culminó con notas de excelencia académica.

  

Al llegar a secundaria solo en el primer curso logró mantener notas arriba del 95 por ciento y

volvió a retomar su empeño por las altas calificaciones en los últimos tres años de la universidad

y “me reconocieron como el estudiante con la calificación más alta de mi carrera en los años 2017- 2018-2019”.


Bailarín

La danza folclórica es algo que también le apasiona, baile que aprendió tras huir de la clase de

educación física en su etapa de estudiante de colegio. “Extraño ir a los ensayos y disfrutar de

la hermosa familia del Cuadro Municipal de Danza de Talanga, gente maravillosa a la que quiero

mucho y de la que estoy muy orgulloso”.

 

Datos

Sus escritores favoritos son el narrador y ensayista portugués, premio Nobel de Literatura en 1998

José Saramago, y el escritor hondureño Giovanni Rodríguez.

 

En corto

¿Qué pasatiempos tiene?

Me gusta mucho platicar con mis amigos, reír a carcajadas, ver documentales, leer, las series,

bailar.

 

¿Algún dato curioso sobre usted?

Tengo TOC, (trastorno obsesivo compulsivo), eso hace que me cueste estar conforme con lo que

hago, siempre creo que podría hacerlo mejor, me agobia pensar en las tareas que debo cumplir. Y que soy un fan de Harry Potter, un sentimiento que recién adquirí y al que creo llegué un poco

viejo.

 

¿Qué significa Honduras para usted?

Honduras corre por mis venas, soy un producto de las oportunidades que este país me ha dado y

por eso he dedicado mi vida a ofrecer la mejor educación posible a mis estudiantes para que

crezcan con el firme compromiso de ser ciudadanos que realicen con compromiso y calidad la

labor que tengan a cargo.

 

¿Cuántos países conoce?

Conocer ninguno, he visitado Costa Rica, El Salvador, Nicaragua, Francia (una ciudad muy

cercana a España). Viví en El Paso, EUA durante un año y he regresado para vacaciones a otras

ciudades y Estados. Actualmente vivo en Girona, España.

 

¿Cuántas horas suele dedicar al trabajo?

Muchísimas, yo no tengo horario para mi trabajo, he pasado semanas en las que he llegado a la

escuela a las 5:45 de la mañana y he salido a las 9:00 o 10:00 de la noche, eso sin contar el

trabajo que hago en casa.

 

 

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