En los últimos 26 años ha logrado producir 23 cortometrajes, y tres mediometrajes. Por su constante labor en el cine de arte ha recibido seis premios, tres en Honduras e igual número a nivel centroamericano.
Posee una especialización en dirección de cine y televisión, formación académica que logro en la Escuela Internacional de Cine y Televisión-EICTV, de Cuba. En el país fue uno de los promotores de la aprobación de la Ley de Cinematografía.
Tegucigalpa. Los libros y el cine le conquistaron en casa, y se atrevió a aprender de manera profesional sobre el arte de ligar imágenes con la narrativa cuando en Honduras era tan difícil como si se tratara de llegar a la luna.
Pero aprovechando sus años de primera juventud, esos tiempos en que se actúa sin pensar demasiado, se propuso fortalecer sus habilidades para exponer el arte cinematográfico nacional más allá del entretenimiento, sino como la manera de reflexionar y comprender la vida, el mundo, y la experiencia humana.
Tres décadas después se ha posicionado como uno de los más influyentes directores de cine y televisión hondureño, y en los últimos 26 años ha logrado producir 23 cortometrajes, siete y tres mediometrajes.
De estos cinco han sido producciones estrenadas en pantalla de cine y el resto en televisión. Todo eso suma como nueve horas y media de pantalla: el equivalente a seis largometrajes. “Yo diría que no es poco”.
En el ejercicio laboral además ha logrado desarrollar guiones para 14 cortometrajes, 2 mediometrajes, un largometraje (en co-escritura) y actualmente uno inédito para largometraje que está en etapa de desarrollo, pero además ha generado guiones para producciones institucionales o publicitarias en infinidad de ocasiones.
El dueño de estos méritos es Francisco Javier Andino Mencía, cineasta nacional que se esfuerza constantemente por perfeccionar el cine local, y que gracias a su esfuerzo permanente ha recibido seis premios, tres en Honduras e igual número a nivel centroamericano.
Su primer galardón lo obtuvo en 1999 durante el Festival Ícaro de Guatemala por cortometraje y en 2002 recibió el premio por mejor spot publicitario,en el marco del mismo festival internacional de cine.
En el país, este año 2014 le fue otorgada la Hoja de Laurel en Oro por parte de la Secretaría de Cultura y este año 2024 recibió dos premios Extra, por mejor cortometraje y trayectoria artística.
En fecha reciente obtuvo otro premio importante por mejor documental durante el Festival On the Cinema de Panamá y en esta semana fue informado sobre haber logrado una mención honorífica en el Festival de Cine de Antigua, Guatemala , con el documental Morazán Andante.
Ley de Cinematografía
Francisco además de su legado como cineasta en el país fue uno de los principales promotores de la aprobación de la Ley de Cinematografía en el país, junto a un equipo de 6-7 personas, quienes durante un año se reunieron cada semana para discutir y redactar una iniciativa de ley a favor de la producción cinematográfica nacional.
Bajo este objetivo, además surge la idea de crear una asociación de cineastas hondureños con la finalidad de respaldar e introducir el proyecto de decreto ante el Congreso Nacional para su discusión.
Este proceso además requirió de jornadas de socialización que se extendieron durante tres años, y después hacer cabildeo con las diferentes bancadas para su aprobación, logrando este último fin en enero de 2019. “Cierto, no es perfecta, pero ahí está, para mejorarla”.
Estudios en Cuba
La ingeniería eléctrica fue la carrera que eligió pensando en lograr el título universitario, pero en el camino, justo en el cuarto año, a un año de alcanzar completar el pensum académico, decidió que su mayor anhelo eran las artes matriculándose en el bachillerato universitario con orientación en teatro.
En esta nueva carrera aunque logró completar todas las asignaturas no llegó a la graduación, ya que en ese momento viajó a Cuba para lograr su especialidad en dirección de cine y televisión.
Para alcanzar esta nueva aventura educativa, entre 1985 y 1987 se dedicó a aplicar a becas de cine en varios países, y a pesar de que no cubrían la totalidad de los estudios y él no contara con la contraparte no desistió.
Es así que, surge la oportunidad de aplicar al examen de admisión en la Escuela Internacional de Cine y Televisión-EICTV, de Cuba, pues su amigo cineasta Hispano Durón que en ese momento cursaba estudios en esta escuela de audiovisuales había retornado al país y traía consigo la misión de enlistar a nuevos interesados en este arte.
“Hice el examen, me admitieron y gané una plaza, pero tuve problemas para poder viajar y desistí”.
Dos años después, para su sorpresa la aplicación aún seguía siendo válida por haber logrado en ese momento una de las notas más altas de Latinoamérica. “Eso me permitió asegurar un pase directo al curso de 1990-1992, y esta vez no desaproveché la oportunidad”, logrando de esta manera su especialidad en dirección de cine y televisión.
“Al regresar me encontré que no había homologación de mis estudios de cine, y aunque sí se me permitió enseñar algunas materias en la UNAH, las plazas universitarias importantes no estaban disponibles”.
Ante esto se enfocó más en la creación audiovisual que en los títulos. “Igual crezco y me preparo cada día, con estudio personal, talleres y laboratorios de cine. Me he superado muchísimo. Si regreso a la Universidad, estudiaría antropología”.
Vida productiva
En su hoja de vida laboral acumula más de 32 años de ejercicio profesional, desempeñándose como consultor en comunicación audiovisual, y por espacio de unos seis años en el área de derechos humanos y después en otros campos como el educativo, y la comunicación para el desarrollo y niñez.
También ha incursionado en el área de publicidad comercial, institucional e incluso política, pero “donde tuve más libertad creativa fue con el PINU-SD; de hecho, uno de sus anuncios ganó un premio a mejor spot publicitario centroamericano en 2002”.
En la parte de cine desde 1998 ha dirigido dos series de televisión, incluyendo la primera serie nacional: Historias de Fiscales (2001). Aparte de lo institucional, realizó dos documentales y varios cortometrajes que han ido a diversos festivales internacionales, algunos han ganado premios centroamericanos.
Por su carrera no tiene según Francisco días idénticos. En promedio, por la mañana, desayuna, se informa del acontecer nacional y se detiene durante una hora entre la lectura.
“Si no estoy trabajando en consultorías le dedico tiempo a mis proyectos personales, como preparar aplicaciones, storyboards o carpetas de producción”.
Al caer la tarde, dependiendo de la agenda, comparte con sus familiares y antes de cerrar el día deja que la imaginación fluya para encarrilar las historias que esté desarrollando. “Si no escribo, veo una película o leo hasta la medianoche. Amo ir al cine, aunque últimamente no voy tanto debido a la falta de películas atractivas”.
Esta etapa de vida tranquila reveló que se pierde cuando está en rodaje de sus producciones, “todo cambia: amo cada momento, desde el set hasta la edición”.
Pupilo de Sami Kafati
Trabajar junto al cineasta y documentalista Sami Kafati fue una escuela para Francisco, pero también representó alcanzar una buena amistad, ya que no solo era su ayudante en la persecución de un sueño que sería el primer largometraje de ficción hondureño, sino que a raíz de esa experiencia mantuvieron contacto durante una década.
Esa relación era de visitas frecuentes, departir con su familia, de conversar sobre cine, y sobre la visión del mundo y los proyectos del gran maestro de descendencia árabe-palestina.
“Yo era algo así como su pupilo no oficial. Ocurrió que la muerte temprana le negó ver la gran obra que dejó, pero considero que el tiempo al final le dio la razón”, expresó.
Entre las lecciones de vida que le heredó su gran maestro dijo que además de lo técnico fue su honestidad como artista, pues describió a su profesor de carrera y primer jefe en el cine como una persona íntegra y fiel a su visión, que no cedía para nada en sus convicciones.
“Esa terquedad lo hizo muy solitario, pero era el costo de defender su causa. El verlo ser coherente entre sus ideas, su visión y su quehacer artístico, me inspiró mucho a ver el arte no como solo una forma de entretenimiento, sino de comprender la vida, el mundo, la experiencia humana, de aportar algo de reflexión a través de mi obra. Y en eso me he enfocado”.
Trabajo que lo representa
Reconoció que el proyecto cinematográfico que más tiempo le ha llevado es el que trabaja en la actualidad, el cual se trata de una serie de cortometrajes denominado ´Tiempos del Cambio´, con el cual lleva cinco años desde el momento en que inició la búsqueda de fondos económicos, “pero como ha ido cambiando con el tiempo, tendremos un año o dos más para verlo terminado”.
A su vez el proyecto de largometraje, ´Sociedad Anónima´, al igual que varias de “mis historias originales, viene de ideas surgidas en los últimos 35 años. Entonces las historias son parte importante de uno, y crecen con uno, hay que darse cuenta de eso”.
De igual manera, dijo que tiene otros proyectos en los que la gestión de financiamiento ha tardado relativamente poco, quizá un año, y otros en los que esa etapa duró tres a seis años.
Por su parte, el trabajo que le representa mejor sigue siendo su primer corto ´Voz de Ángel´, y ha sido el más visto en el país desde su estreno en 1998. Y es que esta producción cinematográfica fue mostrada en infinidad de veces por salas de cines, televisión, eventos y redes sociales.
“Este cortometraje con su narrativa atípica a lo que se hacía en 1998 en Honduras, influyó en otras generaciones de jóvenes cineastas que buscaban expresarse a través del cine”, agregó.
Por esa conexión que generó este trabajo “aprendí a no incomodarme con que me identificaran solo con ese corto, hay obras que conectan con más o con menos personas, y está bien”.
Evolución personal
En cuanto a la evolución de sus propuestas, Francisco manifestó que se ha mantenido en ciertas búsquedas temáticas, pues siempre tiene que ver con el contraste entre la libertad individual contrapuesta a una normalidad socialmente aceptada, y otros temas, como la alienación; “me gusta tratar historias donde se priorice la dignidad humana”.
Lo que si consideró que ha variado son los géneros a través de los cuales se ha expresado, ya que ha pasado de dramas sociales a historias sobre la búsqueda de la justicia.
“Actualmente me enfoco en thrillers psicológicos, pero en lo futuro me gustaría abordar historias de humor. He trabajado con adaptaciones literarias e historias basadas en casos policiales reales; también personajes históricos, dramas de corte ecológico y otras que rozan el realismo mágico”.
Mensaje
En sus propuestas cinematográficas siempre desea reflejar un cine que lleva implícito un mensaje positivo, desde la experiencia de la vida en Honduras, hasta diferentes temas o preocupaciones sobre la sociedad.
“Lo importante es que tenga algo que decir para compartir esas vivencias con el público. El cine, cuando está bien hecho, influye tanto en las personas, que uno debe ser responsable al escoger un tema, una historia, y más aún, esforzarse al máximo para brindar una experiencia inolvidable, que conecte con su público y le mueva en lo profundo de su alma”.
Aprendizaje
En cuanto a la producción más difícil que ha dirigido, dijo que ha sido la serie ´Historias de Fiscales´ ya que en seis meses logro ocho capítulos de media hora, lo que representó un desafío colosal
“Los ocho se filmaron al mismo tiempo. No era filmar un capítulo tras terminar otro, sino filmar escenas de 8 diferentes historias en cada día de rodaje”, condicionado principalmente por un limitado presupuesto.
La escasa disposición de dinero de acuerdo con el entrevistado también fomentaba soluciones creativas, aunque no niega que fue un proceso desgastante y que a otro director lo pudo volver esquizofrénico, pero que logró superar con éxito. “Entonces fue una terrible experiencia emocional, pero una excelente escuela como cineasta”.
Dos años de esfuerzo tras un documental
El proyecto en el que hasta el momento encontró más enseñanza es el documental “Más Allá de una Esperanza”, una coproducción Honduras-Cuba-España-Inglaterra-Países Bajos, basado en el huracán Mitch a su paso por el territorio nacional, ya que la fase final de la producción contemplada para seis meses, y por lo cual había viajado a Cuba, se tardó casi dos años, pues el financiamiento no fluyó con rapidez.
Este impase de entrada le obligó a ir y volver varias veces, viajes en que experimentó situaciones que nunca estuvieron en su mente, ni buscaba vivir. “En uno de esos viajes me detuvieron como sospechoso de portar explosivos en las latas selladas del negativo del film; en otro viaje fue por sospechoso de narcotráfico, al llevar un encargo de batana para un amigo”.
Luego le deportaron súbitamente del país ubicado en las Antillas del mar Caribe debido a que había expirado su visa.
Por causa de los impases que nunca estuvieron en su agenda ni guión ficticio ni personal se fueron extinguiendo sus ahorros, pero se resistió a volver al país sin haber logrado su propósito.
“Me resistía a cancelar todo y volver derrotado: había perdido la casa de mis padres por el huracán, entonces le debía esto a mi familia, y no iba a regresar con las manos vacías”.
Trascurridos dos meses después de que no contaba con más recursos llegó el anhelado desembolso financiero que le restaban y con ello logró completar el documental, y de inmediato recibió una oferta para dirigir una serie de TV en Honduras.
“¿Qué más podía pedir?, regresé y el documental se presentó en salas de cine. El filme cuenta la historia de cómo un país quebrado se levanta del fango”, paradójicamente “lo mismo pasaba en mi vida en ese momento”.
El celuloide o el digital
Ante la interrogante si prefiere el celuloide o el digital, dijo que prefiere la calidad y textura que da el celuloide.
“De hecho fui la última persona que filmó en cine 35mm en Honduras, en 1998”, pero este formato resulta oneroso y los equipos son grandes y pesados, además el material fotográfico es extremadamente sensible y frágil, por lo que su procesamiento resulta complicado y “los tiempos de espera desquician a cualquiera”.
“La tecnología digital facilitó y brindó nuevas oportunidades a los cineastas, y con tan buena calidad, que uno no extraña el viejo soporte de película”, explicó
Hogar de valores
Hace 61 años nació Francisco, y la ciudad de Tegucigalpa ha sido su territorio desde que llegó al mundo. Su primer llanto de vida quedó registrado el 18 de marzo de 1963, fecha en que sus padres Tomas Andino Castillo y Martha Mencía le conocieron por primera vez, recibiéndole como el tercero de cuatro herederos.
Antes de él había nacido su hermana Telma, y su hermano Tomás y después de su llegada se integró a la familia su hermana Ana la menor. “Mi hermano Tomas, es 5 años mayor que yo. Una enfermedad nos quitó a nuestra primera hermana cuando estaba recién nacida.
De sus hermanos en la actualidad ha heredado 11 sobrinos, “a los cuales quiero como hijos”.
Cine y la vida en el vecindario
Su sustento diario llegó a través del trabajo de sus progenitores, su papá durante cerca de 40 años prestó servicios como técnico en electrónica, en su taller instalaba y reparaba equipos de sonido de vehículos; labor que alcanzó gran demanda de las agencias automotrices, embajadas, empresas farmacéuticas y casas comerciales.
La fuente de ingresos de su casa también era nutrida por el esfuerzo de su madre quien ejercía la labor de enfermera profesional, ya que fue una de las primeras graduadas en la UNAH.
Ella se especializó en quirófanos y sobre todo en anestesia, y fue jefa de enfermeras en el Instituto Nacional del Tórax. Fue una de las primeras en prestar servicios en el Instituto Hondureño de Seguridad Social y el Hospital Escuela.
“Con todo, ambos eran dos personas luchadoras, que se sacrificaron mucho para darnos lo mejor de sí y brindarnos una educación privada muy digna y feliz. Vivíamos sin lujos, pero con mucha alegría”.
La casa donde crecieron, ubicada en la colonia Soto contaba con un enorme patio, lleno de árboles y arbustos, columpios y muchos rincones para jugar: un lugar mágico para un niño según confió el prominente cineasta.
“Crecí en un ambiente de barrio, donde había mucha interacción: todo mundo se conocía, y eso es muy distinto al poco o nulo contacto que uno experimenta en zonas residenciales u complejos de apartamentos de clase media para arriba.
“Yo añoro el roce comunitario, pero ya nada es igual. En esos tiempos la vida era más simple: tenía muy buenos amigos, había solidaridad entre vecinos, nos visitábamos mucho entre familias y hasta compartíamos comida”.
Recordó que en su vecindario también había lindas jovencitas que le llevaron a conocer el amor inocente “me enamoré de más de alguna”.
“No sé, viví un ambiente de mucha cordialidad y empatía, sin malicia, o al menos esa era mi percepción, sin romantizarlo”.
Fue en ese tiempo, en el que además se enamoró del cine, de la mano de su padre, pues él era un cinéfilo empedernido que les llevaba a las matinées y además organizaba proyecciones en casa, con su colección de proyectores y películas de 16 mm.
“Su público éramos mis hermanos, mis amiguitos y yo, y mi corazón palpitaba al ver el milagro de las imágenes cobrando vida en la pantalla”.
En ese tiempo la novedad en el cine y la televisión nacional, eran las películas de ficción, suspenso y terror Star Trek y 2001: Odisea del Espacio, son las primeras que llegan a su memoria de aquellos años, sin dejar de lado a Star Wars y las series de detectives e investigadores privados.
Son esas experiencias llenas de magia que le marcaron profundamente y desde entonces, soñaba con reimaginar y contar historias a su manera, pues el cine se volvió su lenguaje y la forma de fusionar todas las artes que ama.
Juegos infantiles
Las potras y el béisbol callejero le demandaban sus mayores tiempos de ocio, pero también disfrutó de las tardes en que se hacían bailar los trompos, mables, armar y elevar los barriles y deslizarse cuesta abajo en carretillas de balineras “hasta volcar y rasparnos”.
En tiempos de Navidad no podían faltar las guerras de cohetillos o con pistolas de balines. “Hacíamos caminatas en el cerro El Berrinche en modo explorador”.
En esos momentos de juego siempre quedó espacio para dejar volar la imaginación y plasmar en papel algunas caricaturas e historietas, pues siempre mostró talento para el dibujo. “Ni qué decir de que amaba escuchar música, con colecciones de mi padre con música orquestal, jazz, rock, Los Beatles, y un género que me emocionaba: los temas de películas”.
La lectura era otra de sus pasiones al grado en que llegó a leer todas las enciclopedias y libros diversos que tenía su padre. “Y soñaba e imaginaba las historias a medida que leía. Eso me influyó notablemente, y no dejaría de seguir leyendo”.
Y entre sus anhelos de pequeño primaban conocer el espacio siendo astronauta, ser pintor o caricaturista teniendo como referencia el artista Roberto Ruiz (caricaturista hondureño originario de Puerto Cortés). “Debido a esa inclinación hacia la plástica, agarré fascinación por la fotografía y los trucos y efectos”.
En cierto momento quiso estudiar música, “entré a la banda del colegio, y ya egresados intentamos formar un grupo, tocando cosas estilo jazz, sin embargo “enfermedades sucesivas me sacaron de ese camino. Decidí fusionar tantos intereses en algo que fue tomando cada vez más fuerza en mí: el deseo de contar historias, y eso me empujó en una sola dirección: el cine”.
¿A quién admira?
Dijo que le cuesta admirar mandatarios o dirigentes políticos de cualquier latitud, quizá solo exceptúe a Nelson Mandela, ya que prefiere a las personas que le dan valor a la vida, la dignidad humana, a su desarrollo, su cultura y espiritualidad, y naturalmente a artistas y científicos.
De su listado internacional mencionó a Carl Sagan (astrónomo, escritor y divulgador científico estadounidense), Werner Herzog (director, documentalista y actor alemán), Jacques Costeau (director de documentales francés), Charles Chaplin (actor, humorista, y guionista británico).
Por la parte religiosa a Sor Juana Inés de la Cruz (Poeta, monja, dramaturga y erudita de San Miguel Nepantla, México), Manuel Subirana (sacerdote de origen español), y Monseñor Romero (sacerdote católico salvadoreño).
También enlistó a Martin Luther King (ministro y activista bautista estadounidense), Nicola Tesla (inventor, ingeniero eléctrico y mecánico serbio nacionalizado estadounidense), y Leonardo Da Vinci (pintor italiano).
Así mismo, dijo sentir una consideración especial por Gabriel García Márquez (escritor y periodista colombiano) y Silvio Rodríguez (cantautor y político cubano).
En Honduras también ha encontrado personas que reciben su admiración como; Allan McDonald (caricaturista), Lety de Oyuela (ensayista, historiadora e investigadora), Helen Umaña (escritora), Sami Kafati (cineasta y documentalista), Berta Cáceres (líder indígena lenca),
“Y como fan, me encantaría conocer algún día a Paul McCartney (cantautor y actor británico), si se nos concede suficiente vida”.
Directores de cine que llaman su atención
Confió que le habría gustado conocer a Andrei Tarkovski (director de cine, actor, poeta y escritor soviético), Akira Kurosawa (célebre director de cine de Japón) y Stanley Kubrick (director de cine, guionista, productor y fotógrafo estadounidense nacionalizado británico).
Además, a Luis Buñuel (director de cine mexicano de origen español), Ingmar Bergman (fue un guionista y director de teatro y cine sueco), y María Luisa Bemberg (directora de cine y guionista argentina).
En su lista de directores y productores de cine que en la actualidad le gustaría conocer mantiene a grandes profesionales como; Werner Herzog de origen alemán, al canadiense, Denis Villeneuve, a los estadounidenses, Robert Eggers, Francis Ford Coppola y los hermanos Joel and Ethan Coen.
También a Terry Gilliam, británico nacido en Estados Unidos, al austríaco Michael Haneke, los estadounidenses Terrence Malik, Martin Scorsese, al danés Lars von Trier y Wong Kar-wai, de nacionalidad chino-hongkonés.
“Conversé varias veces con la argentina Lucrecia Martell al participar en un laboratorio de cine en Costa Rica. Una experiencia inolvidable”, expresó.
Hijos y nietos del corazón
En el amor ha logrado dos relaciones duraderas, con su primera esposa mantuvo un noviazgo de seis años y luego dos de vida matrimonial. Un segundo compromiso llegó después de dos décadas “para reencontrarme con mi actual compañera, Mimy”.
Con ella se conocieron siendo compañeros de trabajo en 1992, “pero cada quien estaba con su respectiva pareja; de hecho, fuimos amigos en ese tiempo con su esposo también, y había mucho respeto”.
Luego se distanciaron por más de 16 años y al reencontrarse ambos estaban divorciados y en el caso de su compañera de vida con hijos casados.
“De una manera natural pasamos de la amistad a ser pareja casi sin darnos cuenta, y así seguimos actualmente, después de 14 años. Nos llevamos de lo mejor con sus 4 hijos y 8 nietos. Soy muy afortunado”.
Identidad cinética nacional
Conociendo de su trayectoria encontramos la oportunidad para consultarle sobre el cine nacional respondiendo que en un primer momento no había cine hondureño, solo producciones sueltas, aquí y allá, donde el esfuerzo estaba en mínimamente contar una historia, mal que bien, imitando éxitos de moda de otros países.
“Si el público las apoyó fue por la novedad. Se pasó de eso a contar las mismas historias, pero ahora con una factura técnica más profesional. En algunos casos no dejan de parecer lo que son: productos de consumo, mercancía creada exclusivamente para generar un buen retorno económico”.
Por ello, las primeras producciones son las que tuvieron éxito, pero al gastarse la fórmula el público poco a poco se cansó de ese cine que se desconectaba de sus preocupaciones y anhelos, que no le hablara de lo que les importa, y de cómo se sienten.
Ante esto, según Francisco hay dos momentos que sirvieron de catalizadores para despertar en los jóvenes creadores y en la sociedad hondureña el interés por ver historias locales en pantallas nacionales.
El primer momento fue en 2002 con la producción ´Almas de la Media Noche´ (de Juan Carlos Fanconi) y ´Anita la Cazadora de Insectos´ (de Hispano Durón), y el segundo en 2009 con ´Amor y frijoles´ (de Mathew Kodath).
“El público hondureño dejó de tenerle lástima a las producciones nacionales y apoyó estas películas en taquilla”.
Estos éxitos empujaron una avalancha de producciones y motivó a muchas personas a estudiar carreras de comunicación para acercarse a la producción audiovisual y aprender. “De allí está surgiendo un verdadero semillero que dará que hablar en los próximos años”.
También mencionó que en la actualidad se ha logrado vencer la barrera técnica, y se ha comenzado a superar la barrera del financiamiento con coproducciones internacionales, más una Ley y una institucionalidad que apoya y promueve a los cineastas catrachos.
“Hay cineastas muy jóvenes que están sumergidos en esas búsquedas de un cine que indague en nuestras raíces; que retrate, ya sea con dramas, comedias, terror, documentales, todo ese imaginario hondureño, pero hecho de forma seria, por verdaderos artistas, no por comerciantes oportunistas”.
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Ante esto Francisco consideró que el país aún está en la adolescencia del cine, pues para lograr un crecimiento y desarrollo requiere de un proceso que incluye desde aprender las técnicas, a manejar equipo, a producir imágenes, a tener excelentes propuestas de calidad visual y sonora.
Pero, ¿y las historias que estamos contando? se preguntó, para luego expresar que ha tomado tiempo para que surjan voces que ya buscan transmitir ese palpitar de un pueblo a través de lo cotidiano, de sus pequeños problemas, sus temores, sus alegrías, que se sienta con sabor hondureño y a la vez universal.
Ese es el reto continuó “de encontrar eso que nos mueve y poderlo comunicar al mundo, mostrar lo que somos y sentimos. Ese despertar va a tomar tiempo, pero va avanzando. Ya se vislumbra lo que puede ser un cine hondureño que sea respetado aquí, y a nivel mundial”.
“Creo que en el futuro inmediato se van a lograr obras que alcancen a ser un espejo del alma hondureña. Soy optimista en eso”.
Cita
Reveló también que lograr el éxito en cine es muy difícil; “en USA películas con buenos actores y grandes presupuestos fracasan porque el cine no es un fenómeno predecible”.
Francisco Andino
Cineasta hondureño
En corto
¿Cómo se define usted?
Soy una persona normal, con ciertos talentos, vocación y mucha voluntad. He tenido que conciliar, luchar y sacrificar mucho para alcanzar mis logros, por eso no temo tomar riesgos. Alguien que desea dejar algo positivo para este mundo, un ejemplo de lucha, de amor por lo que hago, de empatía y tolerancia, amor y dignidad, y de curiosidad por la vida.
¿Qué religión profesa?
Creo en un ser superior en el universo, alguien a quien puedo dirigir mis pensamientos y con quien conversar, y creo que me ha cuidado y guiado a lo largo de mi vida. Nací en un hogar católico, que luego se volvió evangélico. Fui bautizado en ambas denominaciones. Mi esposa y su familia pertenecen a la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. A todas las respeto, pero por el momento mi única definición es que soy ecléctico.
¿Ha practicado deportes?
De joven sí: practiqué natación, me encantaba; también el taekwondo. Luego, por muchos años caminaba o trotaba 1 o 2 horas por la ciudad, me levantaba a las 4:00 AM a correr, pero una grave fractura de mi rodilla y la creciente violencia de la ciudad me fueron apartando de esa costumbre.
¿Cómo afronta las críticas?
Son necesarias, si están bien argumentadas y se hacen por el bien de uno o para mejorar mi quehacer como artista. Con la edad y experiencia también se discierne la crítica con base o sí esta esconde otra intención. Entonces es parte de lo cotidiano.
Si no se hubiera dedicado al mundo del cine, ¿qué le habría gustado ser?
Mis otras dos pasiones en cuanto formación académica eran la astronomía y la antropología, si hubieran existido esas carreras en mi época de universidad, probablemente estaría ya especializado en alguna de esas disciplinas, pero siempre queriendo hacer cine.
¿Cómo se describe?
Serio…bueno, no tanto, pero sí tengo una visión de la vida con una buena dosis de humor negro, que en estos países suele ser casi un mecanismo de supervivencia. A veces hay que reírse hasta de tus propias tragedias. Personalmente me defino como un amigo leal y que da todo de sí.
¿Qué pasatiempos tiene?
Leer, pintar, hacer caminatas, escuchar música, ver películas, viajar, conocer gente y lugares cuando puedo. Sí, me encanta viajar.
¿Cuál ha sido el día más feliz de su vida?
Cuando me llegó la carta de la Escuela de Cine de San Antonio de los Baños notificándome que tenía aprobada la beca completa para estudiar dirección de cine. En 1989 recibir eso en Tegucigalpa era algo mágico, no lo podía creer.
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