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Celia Durón: referente nacional en el emprendedurismo ecológico

Actualizado: 1 ago 2022

Productos con papel reciclado y la venta de fresas son parte del rubro más fuerte que ofrece en su tienda en línea, oportunidad de comercialización que aprovechó con la llegada de la pandemia de la Covid-19.


A la fecha, ha recibido cursos relacionados con su proyecto empresarial en Estados Unidos, México, Nicaragua, y Chile. Es licenciada en biología título que obtuvo en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras-UNAH y aún mantiene la ilusión de sacar una maestría.

Tegucigalpa. Su deseo de estudiar a los seres vivos, desde su mínima estructura hasta la más compleja relación que tienen con el medio ambiente, se detuvo al encontrar en el emprendedurismo ecológico la oportunidad para destacar a nivel nacional e internacional.


El papel reciclado agregándole partículas de los desechos del maíz, la pica de tabaco (sobra de la punta de los puros) o las fibras de la concha de coco se vuelven la principal materia prima para sus valoradas creaciones en su mayoría en el ámbito internacional.


Con estos productos naturales mezclados con papel reutilizado ella genera dos tipos de productos: papelería fina para eventos sociales y artículos y papelería para la línea corporativa.


Por su innovadora y sostenida propuesta Celia Isabel Durón Ocón, es una de las referentes a nivel nacional en cuanto a la transformación de materiales que son desechados, mediante su idea de negocio “Inversiones Ecológicas”.


Además, ha logrado ser parte de las becarias del Programa Internacional de Liderazgo para Visitantes (IVLP), principal programa de intercambio profesional del Departamento de Estado de los Estados Unidos.


También ha sido beneficiaria de la beca Voces Vitales GROW y del programa de Embajadores Globales de la misma organización, la cual apoya a mujeres propietarias de pequeñas y medianas empresas.


“Todas estas oportunidades de formación se alcanzan mediante competencias y a mí me fascinó poder alcanzarlos”, expresó.


Sumado a las distinciones que ha recibido de parte del gobierno de Taiwán y El Centro para la Promoción de la Micro y Pequeña Empresa-CENPROMYPE, institución de carácter regional adscrita a la Secretaría General del Sistema de la Integración Centroamericana-SICA, como idea innovadora en 2015.


Intercambio y apoyo con We Américas

Después de haber asistido al Programa Internacional de Liderazgo para Visitantes junto al resto de las becarias decide conformar una red de mujeres emprendedoras a nivel de Latinoamérica.


Es así, como en 2015 surge la organización no gubernamental “We Américas” con sede en Chile, y se decidió que la sede quedará en el país sudamericano por las facilidades legales este ofrecía para la constitución de la ONG.


A través de esta Organización no Gubernamental han impulsado el emprendedurismo a través del desarrollo de convenciones y conferencistas con temática de acuerdo a las necesidades de las integrantes.


¨Yo formé parte de la junta directiva de “We Américas” de 2012 a 2019. Empezamos 40 y ahora somos más de 120, aquí se benefician mujeres de toda Latinoamérica”, explicó Celia.


A la fecha ha recibido cursos sobre emprendedurismo en Estados Unidos, México, Nicaragua, y Chile.


Nuevos productos y mercados

Su emprendimiento que consiste en la producción de papel ecológico, de acuerdo con Celia surgió como resultado de su pasión por la protección al medio ambiente. Por ello, el 80% del papel que utiliza es donado “así que la materia prima es relativamente económica”.


En la actualidad también ha incursionado con la venta de fresas, las cuales son cosechadas en la finca familiar, “las vendemos listas para consumirse de forma inocua y congelada, la colocamos en restaurantes, supermercados y por supuesto en nuestra tienda VALU”.


La tienda que mencionó es en línea, misma que surgió durante la pandemia de la Covid-19 con la finalidad de impulsar las ventas de los productos artesanales.


“VALU son las siglas de “valiente, audaz, luchadora y única”, tienda que surgió con la finalidad de alcanzar un mayor mercado y compradores con mayor poder adquisitivo que el local.


Al extender la venta de fresas les permitió aumentar el número de empleadas, logrando en la actualidad la apertura de 18 plazas laborales, unos en la finca ubicada en la Montaña de Azacualpa, y otros en Tegucigalpa.


Los planes a futuro es convertir la finca en un espacio de producción lo más ecológico posible. En la zona en la actualidad ya se trabaja con energía solar y se producen ahí mismo ciertos fertilizantes naturales.


Lo que se busca es además convertirla en un lugar apto para desarrollar turismo rural, “ya que hemos visto como las personas disfrutan al visitarla y hacen distintos tipos de actividades agrícolas y ecológicas en ella”.


Respecto a la tienda, según la emprendedora nacional se busca ampliarla para concentrar el talento de diversos artesanos en un solo lugar hasta que se vuelva una experiencia diferente.


Por medio de la tienda online son de más de 40 emprendedores los que han adquirido una vitrina digital para mostrar sus creaciones, los que envían los productos desde distintas regiones del país.


“Estamos funcionando como un canal de distribución para todos ellos, siendo en su mayoría más del 90% empresas lideradas por mujeres”, reveló.


“Así en la tienda les brindamos una buena exposición en las redes sociales y en nuestra página web www.valuhn.com porque yo creo en la formación de equipos y esto para mi es también otra de mis pasiones”, confió.


Las emprendedoras dejan sus productos a consignación y de forma organizada se les cancela lo que se ha movido a principios de cada mes, “estamos abiertos a todos los emprendedores del país solo traen sus productos y un grupo focal ayuda a considerar si estos están aptos para entrar a la tienda o no”.


Clientes fuera de las fronteras


Uno de sus clientes con el cual los productos de Celia cruzaron las fronteras nacionales fue el Bank of América, empresa financiera mundial con sede central en Charlotte, Carolina del Norte, Estados Unidos, al que surtía con sus creaciones y que eran utilizados como obsequios corporativos, en sus oficinas en EE.UU y Francia.


También ha enviado pedidos a El Salvador, Checoslovaquia y España, a través de la puesta en marcha del negocio del papel, emprendimiento que impulsa desde 2012.


“Con la línea de papel reciclado, ahora estamos fabricando más productos. Más del 80% de los clientes son personas que van de viaje entonces esto ha definido la tendencia de nuestra producción”, explicó.


La inversión inicial de su negocio fue de 10 mil lempiras, “pero gracias a Dios he participado en programas que han dado capital semilla, con eso he podido comprar maquinaria para licuar el papel, encuadernar, e impermeabilizar”.


En el país, los principales clientes, en el caso de la papelería es adquirida por empresas que ofrecen productos reciclados, en las oficinas para obsequios corporativos, novios próximos a casarse, algunos restaurantes, hoteles, y casas para eventos.


En el caso de las fresas congeladas el principal mercado que han encontrado son las heladerías, restaurantes y supermercados.


Familia de emprendedores

Entre los principales obstáculos a los que se ha enfrentado Celia con su empresa destaca la falta de cultura del consumidor nacional en cuanto a la utilización de productos reciclados.


“Para lograr la rentabilidad hemos tenido que unirnos a otros negocios y después de la pandemia lo hemos retomado”, dijo.


A la par de su desempeño en el mundo del emprendedurismo, además vela por la tranquilidad familiar, pues está felizmente casada, este año cumplió 25 años de haberse comprometido ante las leyes terrenales y eclesiales, “mi esposo es bien trabajador, honrado, con valores, amoroso, y con carácter fuerte también”.


Son tres retoños los de su hogar, José Ramiro, es el mayor, tiene 24 años, y es ingeniero en energía, luego llegó Lucila María, que tiene 21 años, y es estudiante de Derecho y la más pequeña es Valentina María, de 14 años quien cursará el décimo año escolar este año.


“La maternidad para mí es una entrega total, sin espera de recompensa de ningún tipo, pero brinda las mayores satisfacciones que la vida puede dar, es una forma de volver a vivir experiencias y sentimientos a través de la felicidad o la tristeza de las personas más queridas que uno tiene”.


Ella no es la única de la familia en luchar con su emprendimiento, pues cada uno de sus hijos y el esposo tienen sus propias ideas de negocio con las cuales generan ingresos.


Su hija pequeña, de acuerdo con la distinguida microempresaria, a los 12 años ya tenía pedidos grandes de galletas, pues es toda una minichef, y su segunda hija además de estudiar en la universidad personaliza obsequios, ya sean textiles, cartón, vidrio o acrílico con vinilos.


En el caso del hijo mayor aparte de su trabajo, tiene un negocio de elaboración de renders en 3D, y mi esposo a parte de su trabajo se encarga de los cultivos y cosechas de la finca. “A todos nos apasiona algo”.


Hija menor de la familia Duron-Ocón

El 26 de octubre de 1969 fue el momento en que Celia llegó al mundo. Los seres que le dieron la vida, y que ya gozan de la presencia de Dios fueron Edgardo Durón Valeriano y Sagrario Ocón de Durón, dos personas que a lo largo de los años le mostraron su buen actuar con el mundo, fueron dedicados al trabajo y le dieron un hogar donde estuvo estado presente los valores.


“Mis padres eran personas bien correctas, honestas, amorosos y educados”, aseguró.


Es la más pequeña del hogar, sus hermanos mayores son dos varones y una mujer. Nació en la ciudad comercial y política más importante del occidente del país: Santa Rosa de Copán. “Mi papá supervisó la construcción de la carretera que lleva a Copán por esa razón vivían allá junto con mis hermanos en ese tiempo”.


Describió además a sus progenitores como convencionales, y exigentes cuando se trataba de los estudios y las calificaciones, además de estrictos con las horas de llegada a la casa cuando se les otorgaba un permiso para salir, así como con las horas para recibir visitas.


Confió que sus padres siempre estuvieron pendientes de las cosas necesarias e importantes para ella y sus hermanos.


De igual manera, guarda en su memoria y su corazón los momentos en que su papá dedicaba parte de su tiempo e ingenio para armarles juguetes de madera, que de manera artesanal él mismo les armaba.


Su niñez y el tenis


En su niñez practicaba el deporte de raqueta, es decir el tenis. También aprendía y practicaba el idioma inglés.


Cursó la primaria en la capital al ser matriculada en el Instituto Sagrado Corazón y en el Instituto Federico Froebel, y la secundaria en el Instituto María Auxiliadora.


“Estos centros educativos eran increíbles, con formación católica, y con bastantes valores, me encanta la lealtad y amistad que llegué a formar con mis compañeras de secundaria en el María, para mí son mi otra familia, son con las que río y lloro siempre”, manifestó.


“Fui buena alumna, pero no me gradué con excelencia académica. Soy licenciada en biología título que obtuve en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras-UNAH”.


Entre sus pasatiempos destacó jugar tenis junto con sus hijas “me encanta compartir ese tiempo con ellas”.


Admira a las personas exitosas que han luchado por un ideal y lo consiguen, sobre todo a las que son positivas.


Por ello, recomendó a los hondureños que desean emprender a luchar por sus ideales, ya que los sueños se hacen realidad, pues no hay mejor forma de saber si algo funciona sino se empieza “así que hay que arriesgar tiempo, dinero y familia, pero con pasión y de forma organizada, pues al contar con algún tipo de dirección, va a valer la pena”.



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