Con la puesta del sol, sobre el atlántico, las nubes comienzan a tomar un tenue brillo que deja a su paso un rastro de majestuosidad divina.
Fotos: cortesía Eduardo Midence
Tegucigalpa. Mientras el sol decide ocultarse desde las orillas de las playas de Puerto Cortés se observa un espectáculo natural inigualable. Y es que el instante luminoso en que el día se convierte en noche deja a su paso hermosas postales de colores cálidos que tiñen el firmamento.
Son paisajes que duran un momento, pero que por su gran belleza cautivan a quienes se dan espacio para contemplarlos. La luz y las sombras que se generan con los rayos del sol ayudan a forjar un cielo de variantes colores que al final crean un marco pintoresco como si se tratase de una obra de arte plasmada por un artista.
Son esas mágicas y hermosas tonalidades que con el resplandor tenue del astro rey nos regalan las playas hondureñas, como valor agregado a su belleza.
Puerto Cortés se encuentra ubicado a unos 50 kilómetros desde la ciudad de San Pedro Sula, en el departamento de Cortés, en la costa norte de Honduras. Dispone de una de las ofertas turísticas más diversas de la zona. Entre sus principales atractivos se enlitan las playas frente a bahía, las playas del caribe en mar abierto, la Laguna de Alvarado y las comunidades garífunas de Bajamar y Travesía.
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