top of page
  • Foto del escritorHonduras Trascendental

Ana Cabanillas: conquista el sueño de estudiar y educar en prestigiosa universidad de Francia

En la actualidad la hondureña cursa su maestría de estudios hispanoamericanos con mención en literatura, en la Universidad Côte D’azur, en Francia. Junto a su amigo de la infancia, David Lorenzana, tiene una escuela de idiomas en línea llamada Academia de Idiomas Centroamericana.


Talanga, Francisco Morazán, es su ciudad natal. Es licenciada en lenguas extranjeras, título obtenido en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras-UNAH. Inglés, francés, alemán, italiano y español son los idiomas que domina la joven hondureña.

Tegucigalpa. El valor de conquistar los sueños ha estado presente su vida desde que era una niña, así como los principios espirituales que le han llevado siempre a creer en que Dios es la razón de todos sus logros.

En la actualidad tiene 29 años, y a su edad Ana Cabanillas Alfaro logrado alcanzar desde sus aspiraciones más fáciles de alcanzar como subirse a un avión hasta los planes de mayor ambición siendo estos: estudiar y trabajar en el extranjero.


La joven hondureña que nació en el municipio de Talanga, Francisco Morazán, cursa su maestría de estudios hispanoamericanos con mención en literatura, en la Universidad Côte D’azur, en Francia, además de laborar en el Centro de Idiomas del centro de estudios universitarios como monitora, impartiendo talleres de idioma, así mismo guiando a los alumnos en las actividades para estudiar idiomas.


De igual manera, se ha desempeñado como asistente de idiomas, un programa en el cual ha apoyado a profesores franceses que imparten el idioma español, de esta forma los alumnos conocen culturas y diferentes acentos.


Además, es licenciada en lenguas extranjeras, acreditación que alcanzó como estudiante de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras-UNAH. Son cinco idiomas los que domina a la fecha; inglés, francés, alemán, italiano y español.


En sus años de formación en Honduras logró también el título de maestra de música, a nivel primario, luego de ser parte de los alumnos de la Escuela Nacional de Música.


Becas en el extranjero

A través del programa de Intercambio Cultural Internacional “ICYE” en Honduras recibió una beca para aprender el idioma alemán logrando ser acogida en Alemania mediante la organización ICJA - Freiwillgenaustausch Weltweit E.V.


“Hice un año de intercambio cultural en Alemania, y trabajé en un Waldkindergarten, con niños de entre 3-6 años, enseñándoles español y realizando actividades lúdicas para ellos, en este momento tengo una beca parcial para realizar mis estudios de master en Francia”, dijo Ana.


Pero para llegar a alcanzar este objetivo antes debió estudiar el idioma como orientación principal durante realizaba los estudios de licenciatura en la UNAH,mi idea era estudiar Lenguas Extranjeras para aprender italiano, pero, en la carrera solo existen dos orientaciones, francés e inglés, como ya sabía algo de inglés, elegí, francés”.


Al aprender este idioma, a través de una red social de la embajada de Francia en Honduras, conoció sobre una convocatoria para un programa de becas y envió su candidatura para aplicar como asistente de idiomas, “ese año no me aceptaron, pero me dijeron que me preparara y que volviera a aplicar una vez estuviese lista”.


Tres años después, en 2020 aplicó una vez más, en ese momento se presentaban los daños de los huracanes Eta e Iota “recuerdo que, por las lluvias, en Valle de Ángeles que era donde vivía se fue la luz, por tres días, así que tuve que ir a Tegucigalpa para realizar la entrevista en línea, que es la última etapa para ser aceptados como asistentes de idiomas”.


Unas semanas después fue informada que había sido elegida para el puesto que había aplicado y que formaría parte de un grupo de 15 hondureños que viajarían a Francia en octubre de 2021 como asistente de idioma. “Fue un día increíble”.


Esta función se extendió durante siete meses, trabajaba en dos colegios, Lycée Massena y Lycée Les Palmiers, con alumnos en edades entre 14 – 17 años, enseñándoles español y asistiendo a la profesora principal de la clase de español, y durante este tiempo se dispuso a continuar sus estudios y pensó en preparar sus documentos para solicitar una beca para cursar la maestría en Francia.


“En mayo de 2022 regresé a Honduras y una semana después se abrieron las inscripciones, así que envié mi candidatura, una semana después recibí el correo en el cual me decían que mi expediente había sido aceptado, y que debía hacer el registro para comenzar clases en septiembre del mismo año”, explicó.

De acuerdo con Ana, para lograr este nuevo objetivo fue de suma importancia el apoyo que le brindó la jefa de cooperación de la embajada de Francia en Honduras, Nuria-Aligant Vivancos, ya que ella le motivó desde el programa de asistentes para que pudiera aplicar a la universidad.


“En este momento, estoy terminando mi primer año de master. Por ello, tengo un agradecimiento inmenso a la embajada, que guía nuestro proceso, nos motiva, responden nuestras dudas, e incluso ya en Francia, se preocupan por nuestro bienestar. Gracias por su trabajo invaluable para tantos hondureños que queremos crecer profesionalmente”, dijo.


Emprendimiento en línea

En 2020 por causa de los efectos de la pandemia perdió su empleo y luego de cuatro meses sin trabajar, un amigo le sugirió impartir clases en línea. “Tomé ese consejo, me puse de acuerdo con un amigo de la infancia, David Lorenzana, que, en ese momento, tampoco tenía un trabajo fijo, para que él pudiera encargarse de la parte administrativa y yo de la parte pedagógica”.


Es así como nace la Academia de Idiomas Centroamericana, institución en línea donde se pueden inscribir personas de todo el mundo.


“La primera vez que abrimos clases al público, el 90% de los alumnos eran nuestros amigos y personas de la iglesia, fue algo gracioso porque en una clase de alemán que estaba impartiendo, eran siete alumnos y todos a excepción de una alumna nos conocíamos”, confió.


Esta oportunidad de servicio, según Ana en la actualidad es su segundo trabajo, “son clases de calidad, con no más de 10 alumnos, en las cuales guiamos a los alumnos en su proceso de aprendizaje con un nuevo idioma. Cada clase es un viaje a una cultura distinta, nos concentramos en que al finalizar cada módulo nuestro hayan aprendido a desenvolverse en el idioma que han elegido aprender”.


Parto camino al hospital

En un parto asistido por su padre fue como llegó al mundo. Y es que iban camino al hospital desde su ciudad natal Talanga cuando Ana decidió salir del vientre materno, por lo que su papá, con apenas los conocimientos básicos sobre labores de parto, apoyó a su esposa a dar a luz a su tercera hija.


“Mi papá había estado leyendo un libro sobre partos, y gracias a esto fue quien asistió a mi mamá con todo”, reveló.


Desde el momento de su nacimiento hasta los tres años residió en el casco urbano del municipio de Talanga, luego la familia se trasladó hacia la aldea Los Charcos, otro tiempo lo pasó en el municipio de Siguatepeque-Comayagua, y luego en el municipio turístico de Valle de Ángeles.


Su estancia en las comunidades con tintes rurales se debió a que “mi papá siempre quiso que creciéramos en el campo, es por esta razón que tuve la oportunidad de vivir en varios lugares”.


Cuidados de sus abuelos

Fernando Cabanillas (de origen peruano) y Ana Bertha Alfaro son los padres de Ana quienes durante sus primeros años de vida le ofrecieron sus cuidados y atención permanente, así como a los otros cuatro hijos.


Mi mamá es una mujer muy optimista, llegó a tener hasta tres trabajos para proveernos todo lo que necesitábamos mis hermanos y yo, es a ella a quien le debo mis estudios, tanto de idiomas como de música, es muy amable también, siempre está dispuesta ayudar a los demás. Es una mamá que siempre está al pendiente de nosotros, aún y cuando ya somos grandes e independientes”, aseguró.


Por su parte su papá consideró que es estricto y disciplinado, “le gustan los animales, de él aprendimos a respetar a los animales y a tenerles cariño, hemos rescatado y curado varios animalitos con mi papá”.


Ante la búsqueda de mejores condiciones su mamá se vio obligada a migrar a los Estados Unidos siendo Ana aún una niña, situación por la cual quedó a cargo de sus abuelos paternos Teresa Medina de Cabanillas y Silvestre Cabanillas.


Es gracias a la cercanía de sus abuelos que tuvo un acercamiento importante y las bases sólidas en la iglesia Adventista del Séptimo Día.


“Mis abuelos desde muy temprano se levantaban a orar, yo sabía que en sus oraciones estaba mi nombre, mi abuelito, Silvestre Cabanillas, fue un gran hombre, muy respetado y querido por todos”, agregó.


A través de la iglesia también aprendió a amar la música, ya que fue el lugar donde recibió sus primeras clases “con don Adalid Martínez, quien impartía enseñanzas de flauta dulce para los niños, y también participaba en el coro infantil”.


De esta manera se fortaleció su relación con Dios y en la actualidad formo parte del Club de Conquistadores, un ministerio juvenil mundial que tiene actividades diferentes para cada edad, “ahí nos enseñan a trabajar en equipo, a preocuparnos por tener un estilo de vida saludable, tanto en lo espiritual y en lo físico. Nos enseñan a hablar en público, a trabajar por lo que queremos y para ayudar a los demás, siempre que nos sea posible”.


Sueños por alcanzar

Entre sus sueños actuales enlistó estudiar otro idioma, algo que puede alcanzar a mediano plazo, así como construir un refugio para animales en los alrededores de Tegucigalpa, e impulsar un programa para llevar a las escuelas y colegios el mensaje sobre la protección y el cuidado de animales.


A la fecha, ha alcanzado otras metas como viajar, y conocer otras culturas, así mismo ha podido experimentar días de invaluable felicidad como la primera vez que se subió a un avión “estaba muy emocionada y fue un sentimiento indescriptible, lo soñé muchas veces ese día, fue mejor de lo que había imaginado”.


También recuerda la felicidad que experimentó en su primer regreso al país, luego de permanecer un tiempo en el extranjero y reencontrarse con sus abuelitos.


Vida musical

En la Escuela Reino de los Países Bajos, ubicada en la colonia Miraflores en Tegucigalpa, fue donde cursó la primaria y la secundaria la realizó en la Escuela Nacional de Música graduándose como maestra de música para nivel primario.


Luego al entrar a la UNAH decidió cursar el propedéutico de la carrera de Música, para tener el conocimiento requerido. “En el propedéutico recibí clases de violín y de canto, y formé parte del coro de la carrera de Música. No pude continuar, pero siempre continúo en clases de piano y cantando en mi iglesia”.


Y es que, de acuerdo con Ana, de no haber escogido las carreras que ha logrado concluir hubiese escogido la carrera de música o médico veterinaria.


Honduras entre hermosos recuerdos

Hace un año que no visita su amado país Honduras, la patria en donde logró acumular recuerdos imborrables como sucedía cada viernes cuando acompañaba a su abuelito a la Feria del Agricultor del Estadio para adquirir la comida para la semana.


Así como los fines de semana cuando se encaminaba a la iglesia junto a sus hermanos, Sandy y Fernando. “También recuerdo cuando mi hermano Fernando construía casitas en los árboles de mango y jugábamos ahí”.


Como olvidar además el tiempo en que viviendo en Talanga cada mañana iba con mis hermanos para recoger los frutos del árbol de nance “recogíamos los que habían caído durante la noche, son los nance más dulcitos y ricos que he probado”.


“Yo extraño mucho mi familia, los amigos, mis gatitos Glücklich (felicidad en Alemán), Coquette y Felix, la comida hondureña, las tortillas, los frijolitos recién hechos, los mangos”


Expresiones


“En cada etapa de mi vida, siempre he podido ver y sentir a Dios guiándome en todo y respondiendo a mis oraciones”.


“Me gusta tocar piano, cantar, hacer caminatas, cocinar y viajar”.


385 visualizaciones0 comentarios
bottom of page