En cumplimento de una misión de cese al fuego impulsada por la Organización de las Naciones Unidas, Alfredo Hagarin Tomé Barahona, resguarda la línea de demarcación en un área que reclama tanto Marruecos como el movimiento independentista Frente Polisario.
El área de responsabilidad a cargo es de 26,300 kilómetros cuadrados, en las fronteras con Mauritania, Marruecos, y Argelia.
Tegucigalpa. Permanece en una zona de guerra, pero no porta armas, ni municiones. Un chaleco antibalas, casco de soldado, fe en Dios y sus conocimientos militares son su protección personal.
En su estrategia para hacerle frente a las amenazas diarias, además sostiene la bandera de la Misión de las Naciones Unidas para el Referéndum del Sáhara Occidental-MINURSO, como Observador Militar de Paz.
Son estas poderosas tácticas que le permiten a Alfredo Hagarin Barahona Tomé desplazarse cada día, vigilando espacios de los 26,300 kilómetros cuadrados que deben inspeccionar, entre las fronteras con Mauritania, Marruecos, y Argelia.
Y es que el Sahara Occidental, ubicado en la costa noroeste de África, desde 1991 ha permanecido bajo una tregua negociada por la ONU para poner fin al conflicto armado por la disputa de territorio, entre Marruecos y el Frente Polisario.
Por esta razón, es que el destacado teniente de navío hondureño permanece en la zona disputada desde finales de 2021, y a partir de mayo de 2022 ejerce su labor como subcomandante del team site Méhaires, uno de los nueve puestos de observación, que tiene la misión en el desierto.
Este cargo le da a Tomé Barahona la responsabilidad de ser el segundo al mando, y el oficial de entrenamiento de actualización de datos semanal y mensual, así como instruir a los oficiales recién llegados a la misión para ser certificados como líderes de patrulla.
Reconocimientos
Por su alto desempeño ha recibido diversas condecoraciones en el país y también en su actual misión, por ello ha recibido la Medalla de Conducta en Bronce y en Plata distinción otorgadas a aquellos oficiales que mantienen una excelente conducta en sus años de servicio.
También ha sido acreedor de la Medalla al Valor Heroico y en fecha reciente la Medalla de las Naciones Unidas, la cual es otorgada a los que colaboran con mantener la paz mundial en las diferentes misiones encomendadas por la organización internacional.
En la carrera militar, tiene 12 años de servicio, pero no deja en el olvido sus primeros meses de adaptación, en especial los momentos en que añoraba que el día tuviese más horas para dormir.
“A la hora de recibir nuestras clases diarias recuerdo que le decía a una compañera que me iba a esconder detrás de ella para dormir un poco, pero siempre el catedrático que ya tenía experiencia me encontraba”.
En la actualidad se le reconoce como oficial de la Fuerza Naval de Honduras, con el grado de Teniente de Navío del Cuerpo General, el grado académico que ha alcanzado gracias a diversas capacitaciones y su aprendizaje del idioma inglés.
El manejo de la segunda lengua es el requisito que le abrió la oportunidad para ser seleccionado como Observador de Naciones Unidas.
“Siempre tuve el deseo de participar en esta misión y el año pasado se me dio la oportunidad de ser precandidato porque era necesario cumplir con varias evaluaciones como requisito para optar a ser seleccionado”.
La preparación especial para cumplir esta misión inicia con mayor empeño a partir de ser identificado como candidato, en especial con reforzamientos del idioma inglés.
“La formación del idioma se nos da en la Escuela de Lenguas extranjeras de la Fuerza Naval o en el Centro de lenguas extranjeras de las Fuerzas Armadas donde se cuentan con instructores capacitados y certificados por los Estados Unidos”, explicó el capitalino.
Partida hacia la misión internacional
Un vuelo programado para salir el 21 de noviembre de 2021 lo condujo desde el Aeropuerto Internacional Toncontín con rumbo a la ciudad de Laâyoune, la ciudad más importante del Sahara Occidental.
El tiempo de estadía, fuera de las fronteras patrias, está programado por 12 meses desempeñándose como un observador militar en la misión MINURSO.
Y contrario a otros de sus compañeros le tocó viajar solo, debido a que se le presentaron problemas con su documentación.
“Viajar solo fue una experiencia un poco difícil porque al llegar al aeropuerto de Casablanca, Marruecos, me tocó averiguar a puro traductor que sucedía con mi maleta”.
El equipaje se había quedado en el aeropuerto de Madrid y para lograr recibirlo fue necesario presentar un reclamo con la promesa de que en tres días le llegarían sus maletas a la ciudad de Laâyoune.
Honor a la patria
De acuerdo con el teniente de navío ser un Observador Militar es un honor y un privilegio, porque a través de este servicio se puede demostrar la calidad humana hondureña.
“Sin importar el riesgo nos sabemos sobreponer para brindar apoyo a aquellos que lo necesitan”, expresó Tomé Barahona.
Por ello, es importante no descuidar las labores encomendadas, y estar atento a las asignaciones diarias.
Lo primero que deben realizar antes de salir a los patrullajes es revisar que los vehículos estén cargados con agua para el consumo, una pala, chalecos antibalas y cascos de kevlar (casco de protección para la cabeza del soldado).
También se revisa que los equipos de radio comunicación y GPS funcionen de manera óptima para sostener las conversaciones necesarias con el oficial de servicio que está en el team site.
De manera posterior se desplaza la patrulla a realizar su recorrido por un aproximado de seis horas. Al regresar surge una nueva reunión con el grupo para informar lo encontrado u observado durante el recorrido del día.
El riesgo en la zona es constante ya que en los últimos años se han reactivado ataques entre los dos sectores en discordia.
“Por ese motivo uno tiene que ser muy cauteloso a la hora de realizar los patrullajes porque se puede encontrar con alguna mina que no haya explotado. El riesgo es que con el movimiento del vehículo se pueden activar y ocasionar un accidente”, dijo el militar catracho.
Formación en el campo de servicio
“Cuando inicié mi misión fue algo difícil ya que tenía que adaptarme a diferentes acentos, culturas y entre otras situaciones”, explicó Barahona Tomé.
Sin embargo, los compañeros del team site Mehaires (Mheiriz) le brindaron desde el primer momento las herramientas para alcanzar un buen desempeño y ser certificado como líder de patrulla.
De manera posterior, recibió capacitaciones en línea y de manera práctica. “Durante esos meses pude desempeñarme muy bien en diferentes cargos como: jefe de la sección de inteligencia, encargado de la administración de alimentos, jefe de la sección de incremento de la moral de los Observadores Militares entre otras secciones”.
Por causa del buen desempeño el comandante del Team Site, en ese entonces el teniente coronel Youssef, de Egipto, envió un requerimiento nominándole para ser nombrado como subcomandante, cargo que desempeña desde hace unos dos meses.
“Ser nombrado como subcomandante es un honor y una responsabilidad grande porque hay que seguir realizando bien nuestro trabajo para dejar en alto el nombre de nuestra familia y el país.
En la zona de patrullaje, de acuerdo con el militar capitalino se encuentran con áreas rocosas, arenosas, y montañosas que son difíciles a la hora de cruzarlas en su mayoría por la inexperiencia en conducción de este tipo de suelos.
La vigilancia que realizan es como monitores del cese al fuego, y del confinamiento de las tropas marroquíes y del Frente Polisario, en los lugares designados.
Hermano gemelo
En una de las salas de puerperio del Hospital Materno Infantil fue asistido el alumbramiento de Alfredo. El calendario marcaba la fecha 20 de febrero de 1990.
El parto de un momento a otro se volvió un embarazo a término de partida doble, pues durante sus primeros nueve meses de concepción compartió el vientre materno con otro ser: su hermano gemelo.
“Mi nacimiento fue una sorpresa para la familia, pues solo esperaban a un bebé y fue hasta el momento del parto en que el doctor se dio cuenta que éramos dos niños
Niñez en la Villeda Morales
Llegar al mundo fue la excusa perfecta para ser cobijado desde el primer día por los padres de su papá.
“Mis abuelos paternos me brindaron su amor incondicional, enseñanzas, humildad y sobre todo los valores fundamentales para ser una persona de bien”.
Las calles empedradas de la colonia Villeda Morales, ubicada a ocho kilómetros al sur de Tegucigalpa y a tres kilómetros de la represa La Concepción, fueron su sitio de juegos infantiles.
En la misma comunidad recibió la formación educativa primaria al haber sido matriculado en la Escuela Rural Mixta Manuel Bonilla de donde egresó en 2001.
Al año siguiente lo recibieron las aulas del Instituto Técnico Saúl Zelaya Jiménez catapultando su formación hacia la Universidad de Defensa de Honduras que le otorgó el título de licenciado en ciencias navales.
“Mis inicios en las Fuerzas Armadas comenzaron un domingo 20 de enero de 2007 cuando ingresé a la Academia Naval de Honduras como aspirante a cadete naval”.
Para culminar su formación en la institución castrense requirió de cuatro años de instrucciones militares y académicas hasta alcanzar el grado de alférez de fragata y licenciado en ciencias navales.
Vida más allá del ejercicio militar
A las 06:30 de la mañana inicia el día de trabajo y de convivio para Barahona Tomé, una oración de acción de gracias por el nuevo día no puede faltar.
Así como el ingerir un vaso con agua en ayunas, para luego realizar un ligero estiramiento hasta que llega el tiempo de preparar su desayuno, alimentos que en ocasiones condimenta al estilo de la gastronomía hondureña.
Una vez consumido el primer alimento del día, es momento de cumplir con las responsabilidades diarias y al concluir los patrullajes, también disfruta de un tiempo de relajación con los compañeros.
En el día a día además trata de hacer espacio para llamar a la familia en Honduras, comunicación que le permite hacerles saber cuánto les extraña y los ama.
También ha aprovechado para hacerles saber cuánto admira a sus abuelos, María Agustina Flores y Haracil Tome, ya que considera que han sido los que le han heredado los mejores valores morales y espirituales.
Además, les pide no dejar de orar por él y les comenta si ha tenido la oportunidad de visitar alguna nueva iglesia o si ha asistido a misa, pues desde pequeño le fue inculcada la fe que profesa el Papa Francisco.
“Desde pequeño he asistido a la iglesia católica, soy bautizado, realicé mi primera comunión y también hice la confirma como hijo de nuestro creador”, confió.
Otra de sus pasiones es el fútbol, pues ha sido su deporte favorito desde que era un niño y por ello practica el deporte rey de vez en cuando, en sus momentos de distracción en la zona donde permanece, pero además ha aprendido el voleibol junto a sus compañeros de vigilancia.
Valor, esfuerzo, entrega, y perseverancia son calificativos que resumen la labor que realiza el destacado militar hondureño que hoy se suma a las filas de contenido de Honduras Trascendental. ¡Felicidades!
Buen trabajo sub-comandante Barahòna. Desde nuestro pais Honduras le animamos a continuar con esa importante labor.