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Alejandra Cabrera Cortez: artista nacional que de las pinturas en caballete se catapultó al muralismo nacional e internacional

  • hondurastrascenden8
  • 11 jul
  • 12 Min. de lectura

Posee una amplia trayectoria en el muralismo dentro y fuera del país. Obtuvo el título de Maestra en Artes Plásticas en la Escuela Nacional de Bellas Artes, y es pasante de la carrera de artes visuales en la Universidad Pedagógica Nacional Francisco Morazán.


En la actualidad se desempeña como subcoordinadora de la Unidad de Artes Visuales y Plásticas de la Secretaría de las Culturas, las Artes y los Patrimonios de los Pueblos de Honduras-SECAPPH.

Tegucigalpa. A través de sus propuestas artísticas le gusta mover miradas, provocar reflexión y cambiar entornos: desde el color, el trazo y el símbolo. La naturaleza, el cuerpo, el movimiento, la mujer… son elementos que están presentes en las obras de la artista nacional y muralista Alejandra María Cabrera Cortez.

 

Además de darle protagonismo al color, pues le interesa que su obra invite a los espectadores a pensar, a sentir, a mirar de nuevo, y a cuestionarse.

 

Ella es Maestra en  Artes Plásticas egresada de la Escuela Nacional de Bellas Artes, y es pasante de la carrera de artes visuales en la Universidad Pedagógica Nacional Francisco Morazán.

 

También ha logrado sacar cursos de Historia del arte y Apreciación artística en la Universidad Nacional de México. De igual manera, logró cursar con éxito un diplomado en inglés y ha realizado múltiples cursos en finanzas, administración y negocios.

 

En la actualidad se desempeña como subcoordinadora de la Unidad de Artes Visuales y Plásticas de la Secretaría de las Culturas, las Artes y los Patrimonios de los Pueblos de Honduras-SECAPPH, además de sostener su emprendimiento: Casa Cabcor, a través del cual ofrece  artesanías, pinturas, cursos de dibujo y pintura, además de sus servicios como muralista.

 

Proyección nacional

A lo largo de su trayectoria en el mundo del arte ha desarrollado y gestionado múltiples proyectos artísticos en diversos barrios y comunidades de Honduras.

 

Estos proyectos comprenden desde la creación de murales comunitarios, la organización de talleres de muralismo y arte terapia para jóvenes y niñas, y la coordinación de festivales que promueven la participación artística local.

 

Por medo de cada iniciativa Alejandra busca no solo transformar visualmente el entorno, sino también abrir espacios de diálogo, reflexión y crecimiento para las comunidades involucradas.

 

“Este compromiso constante me ha permitido impactar positivamente en distintas regiones del país, ampliando las oportunidades para artistas emergentes y promoviendo el arte como una herramienta de cambio social”, manifestó.

 

En lo que va de 2025 ha impulsado y dirigido varios festivales de muralismo en distintas zonas de Honduras: El primer Festival de Muralismo en Vallecillo, Francisco Morazán, Festival de Muralismo en Trinidad de Quebradas, Festival y Proyecto de Muralismo en la fachada del Asilo de Inválidos del Hospital San Felipe.

 

Además de apoyar los festivales de muralismo en San Antonio de Cortés y Santa Cruz de Yojoa, trabajando junto a sus anfitriones Axa Meléndez y Antonio Mancía.

 

Estos eventos de acuerdo con la entrevistada no solo han embellecido los espacios, sino que han creado plataformas para artistas emergentes, promovido la participación comunitaria y han fomentado el muralismo como una herramienta de transformación social.

 

Participaciones individuales en territorio catracho

Su primer mural lo pintó en el mercado La Isla, oportunidad que logró junto a un compañero luego de una travesura estudiantil.

  

“A veces llamaban a la Escuela Nacional de Bellas Artes para pedir que se les recomendaran estudiantes, y un día decidimos contestar y cuando preguntaron nos recomendamos a nosotros mismos. Así pintamos nuestro primer mural”.


En la Escuela Nacional de Bellas Artes aprendí la técnica, la disciplina y el valor del oficio artístico.

 

Sin embargo, “al salir me di cuenta de que también tenía que romper ciertas reglas para encontrar mi propio estilo. Comencé a experimentar, a confiar en mi intuición y en mis emociones, a transformar lo aprendido en algo más personal.  Descubrí que el arte también es eso: un equilibrio entre la base técnica y la libertad de expresarte con verdad”.

 

Pero su listado de obras y participaciones en territorio nacional con el correr de los años se ha ampliado entre algunos; su presencia en el Primer Encuentro Muralista de Talanga, donde obtuvo el primer lugar de categoría profesional, exposición de murales en la Casa de la Cultura en El Progreso, realización del mural Historia de la Biblia en la Escuela Tsidkenu, participación en el Primer Festival Internacional de muralismo en Dulce Nombre de Copán y en el

Segundo  Encuentro Muralista de los Pueblos del Mundo en Arada, Santa Bárbara.

 

Y como funcionaria aseguró que ha intentado dar lo mejor y su enfoque ha sido promover el arte desde la acción: impulsar festivales de muralismo, apoyar a artistas emergentes, llevar el arte a barrios, comunidades y espacios donde nunca antes había llegado, compartir con pueblos indígenas y etnias, y abrir espacios de diálogo y sensibilización con mujeres, usando el arte como puente para hablar, sanar y aprender.

  

“Mi visión no es aferrarme a un título, sino hacer que desde ese lugar se abran puertas, se generen oportunidades y se deje huella. Si algo me mueve, es el deseo de que el arte sea parte del cambio que Honduras necesita”, agregó.

 

Reto internacional

La obra que más le ha costado a nivel emocional y mental de acuerdo con Alejandra fue su primer mural en el extranjero, de manera específica en el marco del 6to Encuentro de Muralismo Minga de La Paz Chinácota, Colombia, ya que disponía de cuatro días para lograrlo, y le desencadenó una gran presión, porque sabía que no sólo estaba pintando: estaba representando al país.

 

“Sentí miedo, inseguridad, la duda de si lo lograría. Estaba sola, en un lugar nuevo, sin red de apoyo cercana. Pero también fue una oportunidad para demostrarme que sí podía, que el esfuerzo, la disciplina y la pasión superan al miedo. Esa experiencia marcó un antes y un después en mi camino como muralista”.

 

Luego viajó a  Guatemala, El Salvador y  México, “en todos esos viajes fui con miedo, pero con mucha determinación, me atreví porque tengo un sueño grande y una promesa interna: demostrarle a mi niña interior que sí se puede”.

 

Según la talentosa artista conocer otras culturas, pintar en otros territorios, y compartir con distintas personas, le ha enseñado a valorar más su identidad y también a expandirla.

 

Cada muro pintado fuera de Honduras ha sido una forma de decir: "Aquí estoy, vengo con mi historia, mis raíces, mis colores, y también con el deseo de aprender y dejar huella".

 

Uno de los momentos en que logró proyectar aún más su talento fuera de las fronteras nacionales fue su participación en el 5to festival internacional de arte y cultura Pop Wuj en Chichicastenango, Quiché, Guatemala.

 

Este festival es uno de los encuentros culturales más importantes de Guatemala, reúne a artistas de distintas partes del mundo en un espacio de creación, diálogo y respeto por las raíces indígenas y culturales del país.

 

“La obra que realizamos fue colectiva: artistas de diversos países intervenimos unas gradas emblemáticas del lugar, pintando sobre ellas símbolos, tejidos y patrones tradicionales que representan la riqueza cultural de Guatemala”, expresó.

 

También representó a Honduras en el concurso de muralismo de Asociación Ameyalli, entre muralistas de Honduras, Guatemala y El salvador, donde obtuvo el primer lugar.

 

Definición personal del muralismo

Para ella, el muralismo y el arte público son mucho más que una imagen en la calle. Son una forma viva de conversar con la gente, de transformar los espacios y de provocar algo dentro de quien lo mira.

 

Es además una herramienta poderosa para generar reflexión, mover emociones, y contar historias que a veces no tienen voz.

 

“El mural no se queda quieto. Habla. Interpela. Acompaña. Tiene fuerza, tiene intención. Y aunque uno lo pinte, nunca es solo de uno: pertenece a todos”.

 

Aseguró que de manera particular pinta desde la emoción, desde su sensibilidad. Pinta como quien sueña con cambiar el mundo, aunque sea un muro a la vez. El color, el movimiento, la figura femenina, la naturaleza, todo esto está presente en sus obras “porque es lo que me habita a mí también”.

 

Su inspiración al momento de pintar o trazar bocetos puede surgir de  las conversaciones cotidianas con quienes le rodean y de quienes le ven pintar. “Me inspiran los entornos que necesitan ser transformados, que merecen color, voz y esperanza”.

 

Pero confió que  siempre pinta con intención, con fuerza y con el deseo de generar algo: reflexión, cambio, conexión, y cada obra que hace es también una forma de reconocerse, de contarse y de sanar.

 

Explicó que el tiempo de trabajo de un mural depende de su tamaño, complejidad y técnica.  En su experiencia, los murales pueden tomar entre 3 y 15 días, aunque la mayoría los ha realizado en un promedio de cinco días.

  

Sus referentes en el arte

En el mundo del muralismo dijo que admira a talentosos artistas la primera de la lista Adry del Rocío, es decir a Adriana del Rocío García Hernández, mexicana que estableció el Récord Guiness por la pintura callejera 3D más grande del planeta, luego a la diseñadora gráfica hondureña, Gina Benítez, seguida de la muralista mexicana María Dolores Gómez Navarro conocida a nivel artístico como Yuda.

 

Los artistas varones también se encuentran entre los pintores que llaman su atención como a los mexicanos Carlos Alberto, Christian Ortiz Eleno, así como al muralista Peruano Joe Fernández identificado en el mundo del arte como Zelva Uno, de igual manera al destacado muralista originario de la India Shahul Hameed identificado como Shahul Art, y no menos importante la compatriota Andrea Guerrero.

 

Planes a futuro

Como parte de su visión a futuro menciono que desea continuar expandiendo su empresa artística, y llevar el arte a más espacios: murales, talleres, proyectos comunitarios, obras que transformen entornos y emociones.

 

“Me mueve la idea de que el arte no solo se vea, sino que se viva, que provoque, que acompañe”, dijo Alejandra.

 

De igual manera, sueña con nuevos viajes artísticos, pero siempre con la identidad del país y consolidarse como figura que influya en el arte nacional. No solo desde lo visual, sino también desde la toma de decisiones, desde un lugar donde pueda generar oportunidades reales.

  

Día cotidiano

Entre  4:00 o 5:00 de la mañana inicia su día.  Antes de llegar al trabajo primero cumple con su rutina de ejercicios en el gimnasio.

 

“Si tengo murales o algún proyecto artístico pendiente, saliendo del trabajo me voy a pintar o a resolver lo que esté en agenda. En paralelo, cumple con las clases universitarias”.

 

También trata de mantenerse activa en redes sociales, ya sea publicando o generando interacción, porque es parte importante de su trabajo y su marca.

 

Para las 6:00 de la tarde, retorna a su casa, prepara la cena y se da tiempo para ver televisión o leer. “Cuando estoy de gira todo se vuelve más intenso: casi todo el día es pintar, hidratarme bien, descansar lo más posible para rendir… y también aprovechar para conocer personas nuevas y conectar”.

 

Trabajos

De pequeña conoció el trabajo como cortera de café y de manera prematura también aprendió las técnicas del comercio informal al vender en la escuela stickers y lápices de escarcha.

 

En el colegio amplió su oferta con servicios de dibujos personalizados para enamorados, para las mamás, o lo que sus clientes le solicitaran.

 

Al ingresar a la Escuela Nacional de Bellas Artes los productos que ofrecía iban desde la parte gastronómica hasta artículos de belleza. “Incluso un tiempo pinté esculturas gigantes de jirafas, caballos y elefantes los fines de semana, en la salida hacia la zona sur”.

  

Después trabajó como mesera en un club de Herbalife, y luego dio clases de artística en escuelas privadas. “Con el tiempo, emprendí mi propia empresa enfocada en arte: cursos, artesanías, murales, dibujos para centros educativos, festivales, y más”.


Inquieta y creativa desde su niñez

Su amado Vallecillo ha sido su comunidad desde los primeros días de nacida, pues aunque su nacimiento fue en la capital, el 16 de abril de 1997, su familia reside en el municipio cercano.

 

Desde pequeña describe que fue creativa, aventurera, risueña, sensible y sin malicia. Independiente y sin un modelo predecible. Curiosa y con gran potencial artístico, disfrutaba del baile y de los actos cívicos.

 

Además de inquieta, soñadora y con una amplia capacidad creativa “convertía mi cama litera en un palacio mágico con luces de Navidad y sábanas que le tomaba a su mamá”. Y por las noches debían envolverla entre las cobijas para evitar que se cayera de la cama

 

Silvia Cortez Morales y José Antonio Cabrera son sus padres. De su mamá dijo que aprendió a soñar en grande, a concretar las ideas y de su padre sobre la fe inquebrantable.

 

Han sido además su ejemplo de trabajo y perseverancia ya que la mujer que le cargo en el vientre ha trabajado de manera incansable como emprendedora y el área de la panadería y repostería, su progenitor por su parte, por más de tres décadas se ha dedicado a la producción de calzado artesanal.

 

Tiene dos hermanas, Sirley Cabrera y Paola Cabrera Cortez, a quienes describe como sus aliadas y cómplices, pues con ellas ha soñado y concretado parte de sus anhelos.

 

“Son una parte fundamental de mi historia. Además, tengo primos hermanos que han sido como hermanos: Steven, Azzley y Abdiel. Para mí, la familia ha sido siempre un motor, un refugio y una fuente de inspiración”.

  

Paletas de coco

Las paletas de coco rallado, “estilo masticado, porque no teníamos rallador, y con  agua en vez de leche” eran parte de las recetas que ponía en práctica para luego compartir con la familia.

  

Disfrutaba de los programas de televisión y creía lo que veía en cada apuesta literaria, donde las princesas encontraban a su príncipe.

 

“Me costó entender que ese amor de cuentos no existía, que los amores no siempre son perfectos, que a veces se pelean, se terminan, se apagan. Pero aún creo en el amor bonito, aunque se tarde. Y valoro mucho haber sido esa niña que se atrevía a imaginar, a crear, a sentir con el corazón abierto”, dijo.

 

“Yo quería tener una Honduras llena de empresas, de ideas que florecieran. También soñó con ser maestra y lo logró, además deseaba ser artistas y lo alcanzó a través de las artes plásticas y ha conocido varios países “hoy tengo muchas historias que contar a mi edad. Y sí… todavía sigo soñando”.

 

Entre sus anécdotas infantiles compartió que en una ocasión al salir de la iglesia un grupo de hermanos en Cristo le tenían un pastel como regalo sorpresa que al mismo tiempo esperaban compartirlo entre todos, pero ella al recibirlo se encaminó a su casa dejando a todos esperando por un pedazo del queque.

 

“Pero no lo hice por grosería, simplemente… solía ser muy distraída. De hecho, en esa época me habían diagnosticado epilepsia”, explicó.


Sus abuelos

Su abuelito Elías Cortez aseguró que fue una figura clave en su vida, como un segundo papá, especialmente durante el tiempo en que su padre se encontraba fuera del país “juntos inventábamos comidas secretas, nos comíamos botes enteros de kétchup, y me cubría en mis travesuras”. Parte de esta cercanía la condujo a amarles entrañablemente.

 

En 2021 llegó el momento más feliz de su vida al empezar a generar ingresos a través del arte. “Ese año tuve la oportunidad de viajar fuera del país, aumentar la visibilidad de mis redes y lograr metas como comprar mi propio carro gracias a mi trabajo artístico”.

 

También se sintió plenamente feliz cuando comenzó a construir su casa, un sueño que representa todo el esfuerzo invertido.

 

Otro de sus momentos más felices fue el viaje que realizó con su mamá a Guatemala, así mismo cuando ha logrado invitar a sus familiares a disfrutar de un momento agradable en un restaurante.

 

“Me encanta compartir momentos con mi familia, disfrutar de buena comida y estar siempre creando nuevas ideas. También me apasiona editar videos y consumir contenido audiovisual, especialmente para aprender y mejorar esa habilidad”, expresó.

 

Momentos para ella

El tiempo en el gimnasio, forma parte de sus momentos de diversión personal, porque le ayudan a mantenerse fuerte y con energía.

 

La lectura es otra de sus pasiones, sobre todo textos que le aporten crecimiento personal y profesional.

 

“Por último, disfruto capacitarme constantemente, porque creo que el aprendizaje es la clave para seguir avanzando y cumplir todos mis sueños”, agregó.

  

Estudios y otras responsabilidades

Sus notas de primaria fueron de alumna sobresaliente, egresó de  la Escuela Privada Evangélica BERACA, un centro educativo donde dejó un legado de participaciones en baile, canto, actuación, y pintura.

 

Además tuvo responsabilidades en la zapatería familiar, y se encargaba de lavar su uniforme escolar.

 

Al cursar estudios en la Escuela Nacional de Bellas Artes, decidió emprender “por necesidad y por convicción”, vendiendo todo lo que pudiera ayudarle a costear sus estudios: desde artículos escolares hasta alimentos.

 

“Así he continuado hasta hoy, y gracias a ese esfuerzo constante, actualmente estoy a una clase de graduarme como licenciada en Educación Artística”, expresó.

 

 Mi formación ha sido integral, combinando lo creativo con lo estratégico, y siempre con la intención de profesionalizar cada proyecto que realizo.

 

Momentos difíciles

De niña enfrentó un proceso neurológico que la desconectaba por algunos momentos de la realidad, algo que logró superar, pero no así el dolor que sigue presente por la batalla de salud que enfrentó su abuelita Matías Morales, a causa del cáncer.

 

Otro de sus momentos emocionales difíciles que le marcaron  mencionó al fallecimiento de su abuelito, pues estuvo presente en su  agonía.

 

Los cinco años de ausencia de su padre, luego de migrar también representaron para ella un fuerte impacto emocional. “Recuerdo esa maleta que sonaba en la noche y que marcó una separación”. 

 

Las batallas por salir adelante enmedio de las dificultades económicas representan también los momentos que aunque logró superar le han marcado. “He pasado hambre. He caminado por Tegucigalpa de noche, con miedo, porque no tenía cómo pagar transporte. Viajaba de madrugada para poder estudiar. Hubo días en que no fui a clases por no tener el pasaje”.

 

Pero sin dudar lo que más calo en su interior fue haber sido abusada, situación que le condujo a desarrollar un profundo rechazo hacia los varones, pero que con el paso del tiempo también lo ha superado.

 

“He vivido muchas cosas que no se ven en redes ni en los murales, pero cada una de esas experiencias está ahí, en mi trazo, en los colores que elijo, en los cuerpos que dibujo, en las historias que cuento sin palabras”, dijo.

 

 

Citas

“El arte me enseñó a transformar emociones, a encontrar calma en el caos, y a generar una disciplina incluso en los días donde no tenía ganas de nada”.

 

“Pintar es una forma de autorreflexión, pero también de conexión. Es mi manera de decir que estamos vivos”.

 

1 comentario

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11 jul
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✨ Gracias de corazón ✨


Gracias por abrir un espacio para compartir un pedacito de mi historia, una historia que ha sido tejida con colores, tropiezos, fe y muchas ganas de seguir.


La comparto con amor, porque creo en la fuerza de lo real, de lo que nace desde adentro, de lo que a veces duele pero también impulsa. Cada paso ha tenido sentido, y si algo de lo que viví resuena en alguien más… entonces ya valió la pena.


Sigo soñando, creando, caminando con los pies llenos de pintura y el corazón lleno de esperanza.

Por ahí, entre murales, talleres y reflexiones cotidianas, pueden conocer un poco más de este viaje llamado cabbcor.


Gracias por leerme, por verme, por…

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